jueves, 18 de febrero de 2010

Una cápsula para dormir


¿Y si esto fuese el futuro? Este es el Hotel Cápsula en el distrito de Shinjuku de Tokio. Dos metros de largo por uno y medio de ancho.

El alquiler es más elevado de lo que cabría sospechar para espacio tan reducido: 59.000 yenes al mes, aproximadamente 473 euros, para una litera superior. Sin depósito inicial o servicios adicionales, pero contando con servicios básicos como ropa de cama y uso gratuito de baño común y sauna, el coste es bastante menor que alquilar un apartamento en Tokio. Es un lugar donde el sueño profundo es raro. Las cápsulas no tienen puertas, tan sólo unas pantallas que se pueden declinar. El hombro o la espalda sobre las paredes de plástico, cada carraspeo, traspasa el ámbito de la cámara de al lado.

Estos son los servicios básicos: una lámpara, un pequeño televisor con auriculares, ganchos para colgar ropa, una manta delgada y una almohada dura de cáscaras de arroz. Sábanas limpias, baño y sauna comunes. La mayoría de las posesiones, desde camisetas a la crema de afeitar, deben mantenerse en las taquillas. Hay una sala común con sofás viejos, un comedor y filas de fregaderos. El humo del cigarrillo está en todas partes.

El gobierno japonés afirma que unas 15.800 personas viven en las calles de Japón; para los grupos de ayuda, la cifra es mucho más alta, por lo menos 10.000 sólo en Tokyo. A los que habría que añadir los que viven en hoteles cápsula o la población flotante que duerme en cibercafés o saunas abiertas las 24 horas del día.
La tasa de desempleo alcanza el 5,2 por ciento, cifra récord, y la tasa de pobreza se ha disparado hasta el 15.7 por ciento, uno de los más altos del mundo industrializado.

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