"Si usted es cuidador en un hospital o trabaja en la limpieza, su ficha laboral le definirá como no cualificado, pero no será cierto. Se trata de gente con muchas habilidades: conocen el hospital, saben a quién llamar cuando hay una emergencia, saben cómo conservar el lugar limpio, incluso detectan si alguien ha empeorado súbitamente y llaman al médico o la enfermera. Hay muchos trabajadores así. Parece muy simple, pero esto se va adquiriendo con tiempo y dedicación y no se valora. La visión neoliberal consistía básicamente en que el trabajo era una serie de tareas sin relación.Las habilidades pueden ser simples, pero las instituciones son complejas. ¿A quién llamar cuando algo se rompe? Eso es artesanado. Olvidarlo es olvidar que la vida tiene una narración, que la competencia en algo es una narración, no sólo para el individuo, sino también para la sociedad".
"La desglobalización ya ha comenzado; la salida de la crisis será lenta y en ningún caso volveremos al "ancient régime", al espumoso paisaje de las dos últimas décadas en las que el sistema estaba creando su propio colapso porque había abandonado la economía real, la que se nutre de trabajadores cualificados, de artesanos".
"El poder político, incluida la izquierda, sigue pensando que todo sigue igual que en los años locos del boom y que lo más importante es salvar al sector financiero porque es lo que hace funcionar a la economía real. Hay una ironía en todo esto, creo que la izquierda debe centrarse mucho más en las empresas locales, hay que desglobalizar, focalizarse en los pequeños negocios. Vamos a entrar en un largo periodo de actividad económica deprimida y es una fantasía que se vende a la gente eso de que una vez que los banqueros recuperen sus bonos la economía se reactivará".¡Cuánto daría yo porque los supuestos de este hombre fuesen ciertos, pero la experiencia y un gramo de razón me dicen que la necesidad de ser oído, de sumar un triunfo nuevo a sus anteriores La corrosión del carácter y El respeto: sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad, le hacen chapotear en un infundado optimismo utópico!
De todos modos es un buen deseo navideño al que me apuntaría con toda la pasión de que soy capaz. Un revolcón al sistema económico tal que a cada cuál se le tenga en cuenta por sus capacidades y habilidades, que la experiencia vuelva a ser un valor y que no se jubile a la gente en su mejor edad, que cuenten más las personas que las mercancías.
Pues eso, feliz navidad.
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