lunes, 21 de diciembre de 2009

El Poder es Presencia sin Acción


Basta con ver cómo se han resuelto, es decir cómo no se han resuelto, los graves asuntos, al decir de los media, que amenazan al mundo para darse cuenta de que el poder es un hueco, puro vacío, es decir la nada. Ya sea la cumbre de Copenhague, donde los grandes de este mundo se han sentado a distintas mesas para no concluir en nada, ya sea en asuntos de menor calado como el secuestro del Alakrana o la huelga de hambre de Aminatou Haidar, lo que muestra el poder es su presencia, su abrumadora presencia, amplificada con tanto estrépito en portadas de periódicos y en televisiones que nadie o casi nadie puede escapar a tanto ruido mediático.

Lo que resulta de la Presencia del Poder no es la solución de problemas -lo vemos en las sucesivas cumbres mundiales, europeas, autonómicas- sino la pura Gloria, el boato, el encandilamiento, la imantación de los espectadores, pues ya no hay ciudadanos soberanos, sino espectadores quietos y admirados, pues el poder sólo busca su gloria (La crónica que hace la prensa de lo sucedido en Copenhague es un ejemplo clarificador de lo que Agamben llama máquina bipolar del poder, la gloria como inacción). No hay gran asunto sobre el que se tomen decisiones, sino que se espera que los problemas se vayan resolviendo por la mera gestión de las hormigas burocráticas -Alakrana- o queden sepultados en intemporales comisiones -cambio climático- o que la mera sucesión de los hechos acabe por resolverlos -Haidar.

La soberanía del pueblo es una ilusión -condenado como está a ser espectador del poder-, pero también la separación de poderes es ilusión. Los ministros y su séquito no son más que gestores de lo menor; los diputados son nombrados por el dedo del Líder a quien aplauden y rinden pleitesía y a lo más que aspiran es a dejar alguna huella en la técnica del redactado de la ley; los jueces con poder son igualmente señalados con el dedo del líder o del consenso de los líderes y las cosas juzgadas son de menor cuantía. (Es buen ejemplo el modo en que un famoso juez se dirige al principal banquero del país, Querido Emilio, en carta mostrada recientemente)
.
Todo el sistema se funda en la inoperatividad del Líder que sólo es mera Presencia. Todo el ejército de asesores, comisiones y equipos está al servicio de su imagen. Y si alguna acción ha habido en los últimos tiempos ha sido la de reforzar los medios que han de amplificar su Presencia. Todas las grandes palabras que revisten al Líder son como es lógico palabras vacías: alianza de civilizaciones, economía sostenible, la resolución de conflictos mediante el diálogo, el consenso, la negociación en pie de igualdad, ropaje vistoso para ocultar el vacío. Formas como señala Giorgio Agamben, en El Reino y La Gloria, del dispositivo de la gloria necesaria del poder, como la aclamación lo era en los pensadores conservadores como Carl Schmitt.

No hay comentarios: