El editorial conjunto de la prensa catalana prueba la existencia de un conglomerado de mutua asistencia entre políticos, periodistas y empresarios. De hecho, igual que sucede en Madrit. La diferencia estriba en que en Madrid hay dos grupos que defienden sus intereses a veces de forma mancomunda y a veces haciendo ver que se enfrentan. En Cataluña el grupo es uno, un único movimiento, y el enemigo que necesitan está en Madrit. Para certificar esa colusión de intereses de la única clase político-periodística-empresarial sólo hay que mirar en la propiedad de los medios, en las subvenciones que reciben para poder subsistir -26 millones de euros concedidos por le Gobierno autonómico a los medios entre 2005 y 2006-, en el intercambio de periodistas entre ellos o en la asunción de responsabilidades ejecutivas en las empresas por parte de algunos periodistas. Por ejemplo, Planeta es dueña de Avui, pero también de la Razón, de Onda Cero y de Antena 3; los periodistas de TV3 que han recalado en La Sexta o se han convertido en sus dueños, o los que crean la opinión en la SER. No se trata de ejercer un consenso político nuevo, una reforma de la constitución sobre bases más justas y racionales, sino de acomodar el juego institucional a sus intereses de clase, en su propio beneficio. La prensa del Movimiento.
Pero hay un problema, hubo un tiempo en que la prensa era el cuarto poder y creaba la opinión pública. Me temo que los tiempos han cambiado, la atención del ciudadano está tan dispersa y los centros de opinión tan fragmentados que ese deseo es mera ilusión. En fin, periodismo muerto. Hasta luego, Lucass.
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Pero no es la muerte del periodismo. El periodismo está en otro sitio, por ejemplo, en esta foto tomada en el Congo,
o en el final de la columna de hoy de Enric González, ese periodista a quien despachan de su periódico por molesto, hablando del medio millón de comunicaciones emitidas y recibidas en las Torres Gemelas durante los atentados del 11 de septiembre de 20010,
Poco después de mediodía (en Europa), cuando la tragedia alcanzaba su punto culminante y el mundo entero miraba hacia Nueva York con espanto, alguien en algún lugar del World Trade Center envió este mensaje desde su móvil: "¿Dónde estás? Nekko dice que podemos largarnos de la oficina cuando queramos. ¿Mantienes el plan de almorzar? Llámame si puedes".
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