Si no es porque sus asesores estén de vacaciones no se comprende un error tan garrafal, o quizá sea que su alejamiento de la realidad es tan grande que ya no escucha a nadie. Cómo puede ZP haber cometido un error tan grave. En este asunto no sólo las hijas de ZP serán las víctimas, el Presidente sabe que cuando accede a la Moncloa pierde el derecho a una vida privada. Todos sus actos son objeto de escrutinio, nada queda reservado a la intimidad. Y en todo caso él mismo ha ofrecido la ocasión llevando a sus hijas allí donde estaban los focos. No se trata de esas páginas o periódicos despreciables que escarban en el basurero sin otro objeto que vender o hacer daño, aquí a ZP le ha fallado el instinto que hasta ahora dominaba sus apariciones mediáticas.
Sólo encuentro algo comparable, la boda de la hija de Aznar. Ese afán de codearse con los grandes, el Felipe II de El Escorial, en un caso, el Obama de la cumbre mundial, en el otro, la misma falta de mesura, de sentido de la realidad.
En ambos casos su estrella política está o estaba apagándose y ese episodio sólo indica el declive, la rampa de la caída irreversible.
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