domingo, 27 de septiembre de 2009

Los filósofos, ay, ya no poseen la cifra del mundo


Los filósofos siempre han creído poseer la cifra del mundo. Era su don y su privilegio. Su cercanía a los príncipes y el estrado desde el que discurseaban, dependía de la oscuridad de sus códigos. Todos ellos han soñado con un sistema que abarcara el conocimiento. Durante siglos lo consiguieron. Pensemos en la escolástica cristiana o la marxista. En la época en que el conocimiento se ha secularizado y cualquiera con no mucho esfuerzo puede acceder a cualquier saber, el papel de los filósofos se ha quedado en nada. Por ello no es de extrañar que algunos de ellos maldigan la modernidad y, lo que tanto les irrita, lo que llaman individualismo, que cada cual pueda ser dueño de su propia vida.

El quejica del día, que añora los tiempos en que el marxismo era la escuela del pensamiento y de la acción, como los curas añoran el remoto pasado, busca en ejemplos espurios-, los libros de autoayuda, las presentaciones recientes de futbolistas famosos con gran afluencia de curiosos o el deporte de salir a comprar lo que se tercie- la sintomatología de un presente sin ideología que lo guíe, de individuos convertidos en máquinas de comprar, ansiosos y frustrados. Como si todo el mundo viviese alienado o padeciese esos síntomas y aún si los padeciese que los viva con dolor y angustia y no con regocijo.
En otros tiempos, dice refiriéndose al runrún del fútbol,
Tales espectáculos, se hubiera denunciado, constituían la manifestación descarnada de la eficacia de los instrumentos de alienación de nuestra sociedad, que provocan que los individuos aparten su atención de las dimensiones de su vida realmente importantes.
¿Cuáles son esas dimensiones realmente importantes de las que los individuos deberían ocuparse? ¿Vivir mejor, vivir más largamenre, vivir sanos, satisfacer sus necesidades básicas, educar a sus hijos? ¿Es que acaso ha habido otro momento histórico u otro sistema político que haya proporcionado a los individuos tantas oportunidades de satisfacer esos deseos?

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