domingo, 21 de junio de 2009

Un detector de bullshit

Reclamo una ONG que a modo de policía del lenguaje denuncie, con una frecuencia semanal, a ser posible, la insufrible retórica vacua de políticos, periodistas y personajes públicos, capaz de limpiar la atmósfera de ese bullshit (basura), que nos hace perder el tiempo, nos cuesta caro y nos desgasta psicológicamente. Un detector de mierda como el que Hemingway pedía para todo buen escritor.

Veamos. La mentirosa explicación de que la introducción de la velocidad variable en las cercanías de Barcelona era luchar para luchar contra la contaminación. Todo el mundo sabe que es mentira y que el único objetivo es la recaudación pura y dura, como lo demuestra el que ya no sea motivo de retirada de puntos sobrepasar en uno la velocidad marcada: 80, 60, 50, 40, como habían anunciado.

El buenismo insufrible que como una segunda lapa pegajosa ensucia la muerte del asesinado policía de Arrigorriaga, Eduardo Puelles: buen vasco, gran gudari, Meticuloso, tenaz y 'euskaldun'.

Que Franco inauguró la central de Garoña, en el argumentario socialista para defender el cierre de la central nuclear.

De Vicente Ferrer: "Es nuestro, queremos verle" (titular de El País): "No soy sólo yo quien ha perdido a su padre. Él era del pueblo" (el hijo); "Hizo un mundo mejor", (la viuda).

Entre esa mierda con que nos envuelven los periódicos está esa cosa cansina del relato, de que lo que sea necesita un relato, La izquierda necesita un relato, "La dictadura argentina necesita todavía mucho relato", Europa necesita un relato, La política necesita un relato, los grandes relatos que habían armado la modernidad, se espera de Hereu que formule un plan ilusionante, un relato capaz de dar vida a Barcelona. Es infalible, uno busca en google el concepto y detrás encuentra, infaliblemente, al tonto contemporáneo.


Aunque hay cosas mucho peores que le vacua retórica. El índice de la muerte, por ejemplo, de Alfonso Sastre, que antaño justificó los asesinatos del comunismo y hoy los de ETA:
De ser así [si no se abre una negociación política con ETA], Dios nos coja confesados, porque nos esperarían y amenazarían tiempos de mucho dolor en lugar de la paz, que nunca se conseguirá, evidentemente, si lo que deciden ustedes es aniquilar a una parte mayor o menor de nosotros en esas nuevas cámaras de gas inspiradas por ese personajillo, Iturgaiz. Entonces, ¡pobres de nosotros, pero también de ustedes!
Menos mal que de vez en cuando surgen sorpresas, tanto más cuando vienen de donde no se esperan.
Un diputado comunista francés, Andre Gerin, pide que se prohíban el burka y el niqab en las calles de las ciudades de Francia.
Esta forma de vestir encierra literalmente el cuerpo y la cabeza de la mujer que lo lleva, convirtiéndose en un verdadero calabozo ambulante. Son una afrenta a la libertad de la mujer y a la afirmación de su feminidad. La mujer se encuentra en una situación de reclusión, de exclusión y de humillación intolerable.

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