Isabel Coixet en el Centre d'Art Santa Mónica

Cuando visito un centro de arte contemporáneo la pregunta que hago es ¿cómo es posible tanto derroche? No sólo se trata del edificio de nueva planta o rehabilitado, también la cantidad de personal que mano sobre mano contempla entre divertida y atónita la cara de asombro de los visitantes, no son pocas las veces que los taquilleros y vigilantes les superan en número. Es lo que me sucede las pocas veces que paso por el Centre d'Art Santa Mónica, en la parte baja de las Ramblas de Barcelona. La llamada de atención de estos días es un nombre, Isabel Coixet, con una película reciente en Cannes y alguna otra con cierto e incomprensible éxito internacional, uno de esos nombres cuyo reclamo no está tanto en la valía de lo que hacen como en el punto de vista que adoptan. El de Isabel Coixet, la entrega a la industria del buenismo, de contantes y rápidos réditos. La cosa que presenta en Santa Mónica es algo parecido a un documental sobre el último libro del también buenista John Berger: entrevista al autor y lecturas a cargo de actores célebres de fragmentos de From A to X , el libro de Berger, compuesto por las cartas de un hombre encerrado en la cárcel por sus ideas. Junto al documental y a tono con el derroche inane, la arquitecta Benedetta Tagliabue ha simulado un espacio sombrío con mallas metálicas y goteos donde los actores del vídeo vuelven a repetir en off las aburridas cartas de Berger ante catres brevemente iluminados. Aparte de aburrido, penoso. Así que a la pregunta inicial se añade, ¿cómo no utilizar este gran espacio para un uso más ético y menos hortera, por ejemplo, acoger a los sin techo de Barcelona?

Si uno desanimado saliese echando pestes hacia las Ramblas se perdería una expo intalación que sí merece la pena, Refugi, La cueva del lobo y Bajo los caballos, de la compañía de danza Mal Pelo. Está uno o dos pisos más arriba y como las cosas buenas poco aprecidas sólo se podrá visitar hasta el  7 de junio. Poemas bien recitados, vídeos, fragmento de danzas, pinturas, una escenografía curiosa, todo un conjunto de cosas que al principio parecen extrañas pero que si uno se deja atrapar pronto se llenan de la poesía y del encantamiento del arte. Una gozada que podría pasar desapercibida.