viernes, 26 de junio de 2009

House of Saddam

La guerra de Iraq, como cualquier episodio de la historia, se puede contemplar desde el debate de la pasión política, como se ha hecho en España, deslindando con claridad dos campos de buenos y malos (por ejemplo, reduciéndola a un eslogan (La foto de las Azores), desde la neutralidad del historiador que no toma partido, posición difícil, que casi nunca se consigue, ni siquiera cuando se habla de griegos y pesas o de romanos y cartagineses, o bien desde la biografías de personajes singulares, donde todo lo demás desaparece ante la fiereza, la heroicidad o la inteligencia de estratega del personaje que nos deslumbra. Suele ser una historia donde el fabulador se impone al historiador y la ficción a la realidad.

Es lo que pasa con esta House of Saddam, serie en cuatro capítulos de la BBC británica. Si alguien quiere saber algo de Iraq, sus guerras y el mal que todas ellas arrastran, no le va a servir de gran cosa verla, aunque si le gustan las intrigas de palacio, la maldad del dictador, los personajes de una pieza que pergeñan las leyendas entonces sí que le divertirá. El género podría oscilar entre la saga familiar y el vodevil sangriento, es decir, diversión de la buena. Eso sí, como todos los productos ingleses la producción es casi inmejorable, los actores muy bien caracterizadas, dando cada uno el tipo que se espera y la historia concentrada en las anécdotas que todo el mundo conoce y que hicieron famosos a los miembros de esta familia de gustos y actos orientales.

Si uno no la ha visto estas semanas pasadas en el Plus está a tiempo de hacerlo con solo pinchar en estas páginas, ya sea en la verión con subtítulos, ya sea en la doblada. Para el caso es igual, porque en el original los personajes no hablan en árabe, sino en inglés.

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