En la plácida Cataluña, donde Carod Rovira asegura que
la kale borroca no es propia de aquí, que el método de tumbar contenedores se ha importado de otros países,periodistas y gobierno han llegado a un acuerdo y firmado un convenio en el que se establecen las condiciones para informar. Los periodistas aceptan convertirse en un servicio: llevar un brazalete -de color naranja o butano, con la inscripción 'PREMSA-PRESS'- y si hace falta un peto.
Así, deciden apartarse de la sociedad de la que forman parte, cumplir con el designio del poder y dejar que la policía haga su función plácidamente, es decir, repartir estopa sin temor a equivocarse.
El representante de los periodistas, un tal Rius, habla de bases de colaboración y de democracia consolidada, cuando seguramente quería decir régimen. Y el conseller firmante, Joan Saura, habla de complicidad entre periodistas y policía. La cosa política pinta mal en la plácida Cataluña.
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Plácidas paradojas:
Entre 2004 y 2007, el tripartito gastó 1.506 millones de euros en la adjudicación de contratos de consultoría y asistencia. Una cifra que supera la última oferta de financiación autonómica del Gobierno español: 1.200 millones de euros para 2009.
Las directivas comunitarias establecen que esos contratos no pueden superar los 206.000 euros y, según la memoria de la Junta Consultiva de 2007, un total de 366 superaron ese límite (280 millones). La contratación de consultorías representa el 19,9 por ciento de todas las adjudicaciones de contrato de la Generalitat.


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