martes, 21 de abril de 2009

Los abrazos rotos

El manierismo de Almodóvar está alcanzando un punto de estridencia. Es una lástima que en un rasgo de genio, que lo tiene, no haya desechado todo el metraje que tenía entre manos y se haya quedado con Chicas y maletas, la película que el protagonista de Los abrazos rotos está rodando. Hay que esperar al final, de esta su última película, para ver lo mejor, una secuencia de cine dentro del cine. Me he quedado con las ganas de ver esa película que podía haber rodado: una mujer le cuenta a otra que ha tenido un encuentro sexual fortuito con un traficante y éste le ha dejado una maleta llena de bolsas de cocaína en su casa, antes de que la policía lo detuviese. Penélope Cruz y Carmen Machi están magníficas, los diálogos chispeantes, divertidos, el suspense garantizado. Es una lástima que Almodóvar no haya optado por esa peli en vez de las dos horas que dedica a su frío melodrama titulado Los abrazos rotos. Creo que Almodóvar está mejor dotado para la comedia que para el drama, sus primeras películas, para mi gusto, son las mejores, después probablemente ha ido adquiriendo conciencia de su importancia, se ha creido los elogios y se jodió la cosa.

Almodóvar se ha convertido en un magnífico planificador, en un decorador de planos, cuida tanto los detalles, como un pintor que mimara su composición, que la electricidad desaparece entre tanto color y tantos objetos bonitos. Por ejemplo, no sabe rodar escenas de sexo, un puro témpano, no encienden nada. También cansan tantas citas, tantas referencias cinematográficas, tan bien hechas, extraordinarias, pero que se imponen a la narración hasta hacer que la hisoria desaparezca entre tanto guiño a críticos y admiradores. Y es una lástima porque la historia no habría sido desdeñable en manos de un buen guionista, y ahora gracias a las series los hay buenísimos. ¿Por qué no los contrata? Almodóvar está demasiado pendiente de su imagen de marca, de su estilo tan personal: el del manierista decorador de planos. Los actores están estupendos, Penélope, Lluis Homar, Blanca Portillo; la producción magnífica ha alcanzado una gran profesionaldad, pero la historia me deja frío.

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