Contrasta la extraña alegría fúnebre de algunos comentaristas que llaman intervención socialista a la masiva inversión de dinero público por parte de los estados en bancos, empresas y sociedades financieras con la desorientación o hundimiento de los genuinos representantes de ese socialismo.
En el primer caso quieren mostrar el contento por el fiasco del neoliberalismo y la despedida de Bush, figura de trapo que les ha servido durante todos estos años para enmascarar su desorientación ideológica y al tiempo afirmar su superioridad moral.
En el segundo, la crisis del PS francés, descabezado, dividido en corrientes personalistas, y la dilución de Izquierda Unida muestran la irrelevancia de corrientes ideológicas que dejaron de movilizar la esperanza de la gente hace ya mucho tiempo.
En realidad sucede lo contrario de lo que los comentaristas señalan. La masiva promesa de fondos públicos no es una intervención socialista, pues sirve para sostener los fiascos de la economía financiera que protege a los grandes y desprotege a los débiles. Además ya no quedan políticas socialistas al modo tradicional. Véase el ogro filantrópico chino. Tras la caída del muro, los países socialistas que aún conservan ese nombre utilizan políticas liberales y capitalistas para crecer, manteniendo los feos aspectos del socialismo político, el autoritarismo y la falta de libertad.
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Dos maneras muy distintas de ver un éxito:
El espionaje de EEUU descubrió el correo electrónico de 'Txeroki'.
El CNI se apunta su mayor éxito operativo con la detención del etarra Txeroki.
martes, 18 de noviembre de 2008
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