lunes, 4 de agosto de 2008
La sorpresa de León
Hacía muchos años que no me pasaba por León. El reencuentro ha sido una gratísima sorpresa. Por supuesto, ahí siguen la maravilla románica de las pinturas de San Isidoro, la esbelta catedral con las magníficas vidrieras en proceso de limpieza y preservación, San Marcos, con el museo adjunto, donde, aparte de su impresionante fachada plateresca, he visto por vez primera unas interesantes pinturas del pintor murciano Pedro de Orrente, un ciclo en torno a Abraham. Pero lo que de veras me ha sorprendido de esta ciudad es su vitalidad. En buena parte, debido a la inyección económica de los últimos años, la peatonalización del centro histórico, la limpieza, la restauración de edificios, la construcción de nuevos sin romper la armonía previa. Todo eso es común a muchas ciudades españolas si cuentan con buenos y honrados ediles. Pero hay algo más. Los leonenes están a gusto con su ciudad. En ningún sitio he visto a tanta gente, de todas las edades, y hasta tan tarde como en la noche leonesa. Es verdad que contribuyen los precios de los establecimientos de restauración y su generosidad a la hora de regalar jugosas tapas con la bebida, pero es impresionante ver el río de personas por el barrio Húmedo y alrededores, una animación que no desfallece con el paso de las horas.
Espacio aparte merece el MUSAC, el museo de arte contemporáneo. Es un museo con un plan determinado, pretende añadir a su colección obras estrictamente actuales hasta 2012, para ello trabaja con artistas que están realizando sus obras ahora mismo, por los que apuesta el museo y a los que les da la oportunidad de exponer a medida que las obras van saliendo del taller. No sé si es un plan arriesgado, pero acaso no tenga otra opción. En todo caso merece la pena acercarse y ver el experimento, aunque sólo sea por apreciar la arquitectura del museo, un espacio funcional pero muy agradable. Las cajas verticales en las que se exponen las obras recuerdan las del Guggenheim, también la tendencia a exponer obras basadas en los nuevos medios. Quizá las obras expuestas defrauden, no hay tanto artista genial para tantos museos contemporáneos, pero la arquitectura escultórica de este museo marca el barrio nuevo en el que nace, añadiendo un nuevo hito a la vieja ciudad de León.
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