lunes, 23 de junio de 2008

De masones

¿No es ridículo este hombre canoso, entrado en años, con pinta de ser muy serio y severo con sus empleados, ataviado con ese faldellín blanco y con el babero triangular? Gran Maestre, le dicen a este historiador de 60 años, fundador del Partido Socialista, protagonista entre otros de la revolución de los claveles (abril de 1974). Qué buscan estos políticos, ex presidentes de la República, militares, empresarios, banqueros e intelectuales, al pertenecer a las logias masónicas de Portugal. O de España, que para el caso es lo mismo.

Qué sentido tiene pertenecer a una organización secreta, o semisecreta, en la actualidad.

Sus miembros dicen que buscan la verdad y el desarrollo intelectual y moral del ser humano. Quizá en el pasado una organización de ese tipo tuvo sentido, enfrentada al oscurantismo del Antiguo Régimen, pero ahora. Tan modernos son que algunas logias no permiten la camaradería con las mujeres. A quién van a reclamar el cumplimiento de esos maravillosos ideales que proclaman, si ellos son los poderosos. Supongo que ser masón en la actualidad es una forma de infantilismo, esnobismo o gregarismo frente al coraje del hombre solo que ya no necesita chupete para andar por la vida.

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Algo semejante a esto que suele ocurrir en Cataluña. Cambiar de nombre o de apellido. Como cambiar de sexo. Si el hombre no estaba a gusto, pues muy bien, que vaya a la clínica y se lo cambien, si está financiado por la seguridad social, pues tanto mejor.

Apellido frecuente. Una convocatoria de CiU empezaba así: "El concejal de Seguridad de Convergència i Unió, Eduard Freixedes". La lectura dejaba a cualquiera perplejo porque en las listas de CiU no había nadie con ese nombre y apellido. Pero un asterisco remitía a la siguiente nota: "El concejal de CiU Eduard Garcia se ha cambiado el nombre y desde el pasado 1 de junio se llama Eduard Freixedes". Misterio despejado”.

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