
“A partir de una simple fórmula, me sentía capaz (¡qué ilusión!) de reconstruir si no el pensamiento, al menos la tendencia y la orientación de un autor o de un libro que no había leído”.
Así, tan crudamente, reconoce Althusser, en la autobiografía que escribió en sus años finales la frivolidad de su pensamiento. Es difícil que un hombre ponga por escrito el fracaso de su entera vida. Él lo hizo en su insólita autobiografía, tras estrangular a su mujer en 1980. Louis Althusser había sido católico en su juventud, estalinista dentro del partido comunista francés, crítico del Marx juvenil y de la dialéctica de Hegel, maoísta durante la revolución cultural y de nuevo católico en sus últimos días, recluido en un convento, pidiendo, incluso, una entrevista con Juan Pablo II, dogmático en cada una de las etapas. No sería desdeñable pensar que en el origen de tan bruscos cambios pudieran estar presentes sus recurrentes crisis psicóticas, tras estar encerrado cinco años en un campo de concentración alemán. En Altusser se cumple una contradicción clásica, su vida, la tragedia que la cerró, es la negación de la tesis que movió su pensamiento. Siempre creyó, como buen estructuralista, que la historia se hacía sin sujeto y que el hombre era lo menos importante de todo el asunto.
Tuvo la lucidez final de escribir ese increíble alegato contra sí mismo, “El porvenir es largo. Los hechos”, Ed. Destino, Barcelona, 1992.
“[Soy] un ser lleno de artificios e imposturas, y nada más, un filósofo que no conocía casi nada de de historia de la filosofía y casi nada de Marx (de quien había estudiado, por cierto, las obras de juventud de cerca, pero del que solamente había estudiado seriamente el Libro I de El capital, en ese año 1964, en que daba un seminario que debía desembocar en Para leer “El capital”). Me sentía un “filósofo” lanzado a una construcción arbitraria, muy extraña al propio Marx. Raymond Aron no estaba del todo equivocado al hablar de mí y de Sartre como de “marxismo imaginario” … Evidentemente mi cultura filosófica de textos era más bien reducida. Conocía bien Descartes, Malebranche, un poco Spinoza, para nada Aristóteles, los sofistas, los estoicos, bastante bien Platón, Pascal, Kant nada, Hegel un poco y en fin ciertos pasajes de Marx leídos de cerca … Pero tenía una capacidad bien mía. A partir de una simple fórmula, me sentía capaz (¡qué ilusión!) de reconstruir si no el pensamiento, al menos la tendencia y la orientación de un autor o de un libro que no había leído”.
Sorprende que a fecha de hoy las wikipedias analicen la filosofía de este hombre como si fuese algo vigente y que en el apartado bibliografía no aparezca la obra que aún puede sernos de utilidad, en la que se presenta como lo que era sin más, un hombre.
3 comentarios:
Missatge d'un admirador: Godoy ha arribat!
Veo que tu olfato para las erratas, como buen lexicógrafo, las pilla todas.
No totes.
He posat malament l'enllaç. Enllaç correcte.
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