miércoles, 27 de febrero de 2008

Reacciona Cataluña

Escribe Vicenç Villatoro, a sugerencia del editor nacionalista Ernest Folch, un panfleto, Reacciona Catalunya, en vísperas electorales para animar a su parroquia a no quedarse en casa. El tono es sintomático del pesimismo que invade a las élites catalanistas tras el encantamiento a que fueron sometidas por el encisador ZP. Recodemos: Aprobaré el estatuto que salga del Parlamento de Cataluña. Cree Villatoro que Zp ha sido un mal negocio para Cataluña, no sólo por el Estatut, no sólo por el desastre de las infraestructuras (El Ave antes a Valladolid que a Barcelona, se queja). Su política en general ha sido de una gran frivolidad. Un desastre en política exterior. España ha perdido peso internacional. No tiene modelo de Estado, no ha hecho nada en dirección al federalismo. Un fracaso su política de negociación dialogada con ETA. Un bluf, en fin, es como lo califica.

El lamento de las élites culturales catalanistas es que Cataluña ya no pesa. Hubo un tiempo en que Barcelona, entonan… Pero ahora en España, están las autonomías socialistas, están las autonomías del PP y está Euskadi. Ahora sólo Euskadi es un problema. Catalunya no fa por! Espanya ja no creu tenir un problema català! Miremos a Madrid: centralidad de las infraestructuras, capital única, centro del sur de Europa, capital de Sudamérica. ¡Y encima Zaragoza y Valencia creciendo! Sensación de impotencia.

Tres ejes conforman el catalanismo según Villatoro: la identidad (lengua + cultura), es decir el sentimiento de pertenencia; el progreso (búsqueda de bienestar para los catalanes); el poder de decisión, en forma de autogobierno (máximo reconocimiento de de la particularidad). Conjuguemos las tres, dice, para salir del pesimismo.

¿Qué hacer? No nos conviene una confrontación directa, no es la mejor estrategia. Siempre nos ha ido mal. En cuestión de fuerza Cataluña siempre ha sido derrotada. Tampoco la seducción, la política de Maragall (Escolta, Espanya, la veu d'un fill que et parla en llengua no castellana) hacia Zp ha sido un fracaso. Qué, entonces. El peix al cove, ni más ni menos, volver a la política de Pujol, a la que en otros tiempos practicaron La Lliga de Cambó, la Esquerra republicana de Companys y la Convergencia de Pujol. Negociar a partir de la propia fuerza. El catalanismo necesita sumar todas sus fuerzas, hacerse valer. Por eso el voto abstencionista y el voto en blanco no sirven para nada. ¡Hay que votar Cataluña! No hay que perder de vista la estación final, es decir, la independencia, pero ahora hemos de conformarnos con la estación de paso.

La confusión de Villatoro y la de los que piensan como él procede de la melancolía por la pérdida de un objeto que nunca existió. Deslumbrados por un ser malévolo al que entregan el alma, ven continuamente frustradas todas sus promesas. Una alucinación. Eso les impide afrontar serenamente la dura realidad. Una realidad que no pueden mirar a los ojos, porque es desesperante, tozuda, y que apenas cambia. Las identidades múltiples y mudables, propias de cualquier país moderno, no se dejan reducir. Los votantes son inasequibles y tozudamente no se comportan en la dirección marcada. ¡Cómo decir que los votos en blanco y la abstención son hijos del mismo padre y de la misma madre!

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