Durante una hora el director avanza con paso firme y medido. En medio de la campiña inglesa, con el fondo de esos castillos ingleses que tantas veces hemos visto y que tan bien lucen en las series de la BBC, y en las películas basadas en las novelas de Jane Austen, van apareciendo los distintos personajes y las escenas que les llevan al nudo del conflicto. Una adolescente con la febril fantasía que ve el mundo con los ojos de pez de un escritor, anuda unas cuantas anécdotas, se deja llevar por su inteligencia emocional y convierte a sus familiares y amigos en personajes de una de sus historias. La primera hora de la peli es luminosa, está hecha con brío, zarandea al espectador, para que con la técnica del flash back vea las cosas dos veces, con los ojos de la escritora en ciernes y con la cámara objetiva del director. Así nos enteramos de la pasión tórrida entre la hija del castillo y el hijo de la llama de llaves. De que hay un señorito, fabricante de chocolatinas para el ejército, que en los calores del verano se siente arrebatado por una pelirroja también adolescente. De que la fantasiosa y curiosa escritora asiste a la culminación de los dos romances. El primero, lleno de interjecciones, contra los estantes de la biblioteca, el segundo, también furtivo en la oscuridad de la noche, bajo la maleza del parque. La adolescente, celosa y resentida, interpreta el segundo encuentro como una violación y confunde al amoral señorito con el hijo del ama de llaves. Hay acusación, policía, cárcel y alistamiento en el ejército inglés que combate en Francia contra Hitler.
La segunda hora no es sólo sombría por la guerra, las batallas, la sangre, las muertes incomprensibles y el deterioro humano, sino también porque el guionista, o el escritor en cuya novela se basa la película, o el propio director, no han sabido exponer el tema que apunta el título, expiación. Si en la primera hora la combinación del doble punto de vista que permitía la técnica del flash back era un hallazgo, en la segunda la confusión entre lo que la adolescente ya convertida en escritora escribe y su confesada voluntad de expiación, que no se puede concretar, es tal que hace que la película sea un fiasco en toda regla.
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