
Sartre dijo una vez que el Che Guevara era el ser humano más completo de nuestra era, y su viuda, Aleida March, que era un hombre sin defectos.
La conversión del Che en un icono planetario es obra de un fotógrafo con suerte y del merchandising de la izquierda. Una operación exitosa que no salva la contradicción entre los ideales que trasporta y el consumismo más capitalista.
Participando de ese consumismo desacomplejado EP dedica este domingo un puñado de páginas con grandes fotografías, al modo de las imágenes de santos de nuestra infancia, a celebrar los 40 años de su muerte.
La entradilla nos basta para ver el tono del reportaje:
Ernesto Guevara (1928-1967) no es sólo el guerrillero convertido en icono global. Hay otro Che. El que leía a Marx y Lenin, pero también a Goytisolo, Baroja y Papini. El que escribía a su mujer, Aleida: "Te podría decir que te extraño hasta el punto de perder el sueño".
No es el único Che que deberían conocer el Thierry Henry que apareció en una gala de
Si leyesen la reciente biografía que Jon Lee Anderson le dedica, Che Guevara: Una vida revolucionaria, conocerían el otro Che más veraz y menos simpático. Por ejemplo el que Castro puso a cargo de la prisión de
Uno tiene la tentación de concluir que el icono del Che es lo que queda de la izquierda, una fe convertida en consumo, un consumo beatificado por la ecología, las culturas del tercer mundo o la conciencia climática. Productos con etiquetas (verdes, rosas) pero no otra cosa que mero consumismo.
**
Carod-Rovira: "Si la cultura alemana fuera invitada a una feria del libro tampoco permitirían que fueran autores alemanes que escriben en turco",
1 comentario:
sin duda una critica que en inicio parece ser suspicaz y certera, para pasar a una estupida, descontextualizada y capitalista mirada...
Publicar un comentario