jueves, 15 de febrero de 2007

Superioridad moral

Todo el mundo parte de una posición moral. Hasta el fanático más radical o el sectario de la ideología más destructiva piensa que la suya es la moral superior. Ese es el principal problema con el que nos enfrentamos no sólo frente al Islam, también con respecto a ideologías más caseras. La diferencia es que aquí esa superioridad moral de la que alardean algunos compatriotas nuestros suele solventarse en las urnas o en el libre debate presidido por la razón. No así la que proviene de ideas más antiguas y más simples.

Ahora que se abre el juicio del 11-M, es interesante lo que cuenta Ayaan Hirsi Alí sobre el mundo en el que se formó como adolescente y del que tuvo que huir más tarde para salvar su integridad tanto física como moral, porque puede ayudarnos a entender a otros que no pudieron o no quisieron escapar de esa ideología que parece estar detrás de la tragedia madrileña. Dice Hirsi Alí en una entrevista al N. Y. Times que “cada vez que se produce un debate entre un verdadero yihadista y lo que hemos dado en llamar un musulmán moderado, ganan los yihadistas porque vienen con el Corán y citas del mismo. Y hagan las afirmaciones que hagan, ya sea que las mujeres deben llevar velo, que los judíos deben ser asesinados, que los estadounidenses son nuestros enemigos o algo por el estilo, salen ganando. Porque lo que tienen que decir guarda coherencia con lo que está escrito en el Corán y el Hadith”. El drama de los países islámicos es que los moderados no dicen lo que deberían decir: “Escuchad, todo eso (que decís) está ahí, pero no se concibió para este contexto. Nosotros hemos avanzado. Podemos cambiar el Corán, podemos cambiar el Hadith. Eso es lo que falta.” Eso es lo que no dicen los musulmanes moderados.

Hirsi Alí cuenta lo que le sucedió cuando era adolescente. Los radicales musulmanes no le obligaban a hacer algo, simplemente la educaron como musulmana y con eso bastaba. Es una ideología consecuente. Más tarde, les mostraban fotos de muertos, ensangrentados, asesinados, un gran número de cadáveres en Irán y les decían que eso era lo que judíos y estadounidenses estaban haciendo a los musulmanes. Así, iba descubriendo, como adolescente, que tenía una meta para su vida, iba desarrollando un sentido de la moral que le permitía distinguir entre el bien y el mal, de que pertenecía a un grupo superior, y de que todos los no musulmanes eran inferiores.

Nota al pie. También Félix de Azúa habla de Hirsi Alí, aunque en otro contexto. Dice de Hirsi Alí que "sabe que no hay posibilidad de diálogo, ni alianza que valga, hasta que millones de mujeres se persuadan de su poder. Por eso dialoga con las oprimidas, no con sus opresores. Será lento, pero no hay otro camino".

No hay comentarios: