Qué sientes ahora, ahora que van cayendo, uno detrás de otro,
aquellos con quienes compartiste los chupitos y las cerezas, los días de ímpetu
y entusiasmo, cuando cada día era un subidón viendo la cara que ponían tus
rivales. Rejuvenecías, el mundo empezaba de verdad y nadie pensaba en un final,
Qué hay de aquel andar armónicamente afirmativo, cuya
cadencia atraía la atención, qué de la mirada hacia adentro que se abre paso
entre la multitud, qué del Uno sin réplica,
Sé que los demás no te importaban, solo su mirada arrobada,
esa mirada que hoy ha caído, salvo la de unos pocos que te lo deben todo y ya
les resulta imposible disimular, aunque lo siguen haciendo, y la de otros, los
que te han visto en la distancia, que aún no han podido hacer la transición
hasta que aparezca el nuevo heredero,
Recuerdas cuando pensabas que ibas a hacer historia. Incluso
llegaste a preguntar qué dirían los libros de historia sobre ti,
Qué piensas de esos que todavía hoy dicen que eres el más,
que esta época será recordada como la que más,
Te he visto hundido hoy en la foto como nunca te había visto.
Ahí no cabe reflexión, solo abatimiento: cómo acabar de una vez, pasa de mí
este cáliz, ¿hay solución, un puente, un mal brebaje? Uno como tú no
tiene lugar donde esconderse o desaparecer, a dónde irías, en qué lugar la
multitud abriría un pasillo para ti, ya no,
Qué va a suceder contigo, que lo tenías todo, el inmenso amor
por ti mismo te impedía mirar el mal funcionamiento de las cosas, qué largo
viaje te espera, tú no eres de quienes todo lo cifran en la acumulación, todos
los que se han aprovechado de ese amor que solo sentías por ti, tú como único
programa, ya se harían las cosas por sí mismas, te bastaba con un discurso de
mil palabras, combinadas con una sintaxis predecible y mucho énfasis, esa tu
característica, la del hombre más enfático.
El día está gris se confunde la imperceptible fina lluvia con
la densa y humeante niebla.

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