lunes, 24 de noviembre de 2025

Anatomía de un instante (Y La diplomática)


 



Tras haber visto estos días la muy entretenida La diplomática (Netflix) me he puesto con Anatomía de un instante (Movistar). Ya sé que los presupuestos que manejan una y otra son incomparables. Que en ello también va el valor de los intérpretes. Que allí mediante talonario disponen de los mejores guionistas. Que la técnica y los técnicos... y sin embargo. Estamos acostumbrados a ver buenas películas y series con presupuestos de bajos a medianos. Véase las recientes Los domingos, Querer, Cinco lobitos, todas ellas de Alauda Ruiz de Azúa, producciones totalmente españolas.


En La diplomática a una mujer le nombran embajadora en Londres para probarla como posible vicepresidenta, la acompaña el marido, tan listo y ambicioso como ella. En los 22 capítulos divididos en tres temporadas, salvo algún episodio, la atención no decae nunca. La trama política, alimentada por asuntos reales con ingredientes ficcionales, se sigue con suspense, como también se siguen con interés las relaciones de pareja entre los dos protagonistas.


Todo el mundo conoce qué ocurrió el 23F, de ello va Anatomía de un instante. La serie, en cuatro episodios, se centra en la heroicidad de los tres hombres que se mantuvieron de pie ante los golpistas, sin ocultarse bajo los asientos del Congreso: Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo. La serie, como la novela de Cercas, enfatiza el momento de coraje de los tres políticos, pero para llegar ahí rellena. Los creadores tenían varias opciones, hacer un documental puro sobre aquellos días o mixto, combinando documentos y ficción (hay buenos ejemplos últimamente de ese proceder). Han optado por el docudrama: reproducir con actores aquellos hechos. No funciona. Los actores en vez de interpretar caricaturizan, las tramas en torno a los tres protagonistas carecen de interés, se alargan. La información de contexto es muy pobre, como lo es la escenografía de época. No hay una reflexión sobre lo que supuso el 23F - el valor de la Transición, a qué hubiese dado lugar el triunfo de los golpistas - en la que el espectador pueda participar, que es para lo que debía haber servido la serie. Lo peor, la voz en off valorativa, que minoriza al espectador.


Ya sé que España es una provincia periférica del Imperio, que nuestros medios son raquíticos, que nuestra industria del entretenimiento se refocila en los grandes temas y nos machaca con las cosas banales, pero cuando se busca talento salen cosas admirables. En fin. Después del primer capítulo debería haberla abandonado por aburrida, pero he continuado hasta el final por deber patriótico.

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