viernes, 20 de septiembre de 2024

Concierto

 



Cuando el arte se vuelve técnica, exhibición de virtuosismo técnico, la sensación es de estafa. Yo no voy a un concierto como a un circo. Una exposición, un programa de conciertos que no tenga como objetivo el placer del público es una estafa, y por encima de todo el programa con tintes pedagógicos. La pedagogía está bien para los niños, no para los adultos.


Del triplete de ayer, un piano, un violín, un cello, que cerraba el llamado Festival de música Antonio de cabezón, nadie puede dudar de sus habilidades técnicas. De las tres piezas seleccionadas, al menos una, el moderno trío de de Lera Auerbach 1973) fue escogido para mostrarlas. Quizá también el trío número 4 de Antonin Dvorak, bonito, pero no de los más melódicos (con la que a mí me gusta Dvorak). Un muy clásico trío n⁰ 1 de Félix Mendelssohn cerraba el concierto y lo cerraba claramente para que su romántico estallido final arrebatase al público y prorrumpiese en bravos e inmerecidos aplausos, no por el dominio del instrumento, sino porque no emocionaron al público. No a mí, al menos.

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