domingo, 19 de mayo de 2024

La patinadora

 

La mañana desbordaba la vitalidad de estos días únicos que solo se encuentran en el mes de mayo. Yo acababa de dar la vuelta al final del paseo, cuando de frente he visto acercarse veloz la silueta oscura de una patinadora, poderosa, dueña del arte de patinar, mostrando orgullosa el contorno de sus músculos bien trabajados, se acuclillaba y luego expandía sus brazos hacia lo alto estirando el cuerpo. Ocupaba la parte central del paseo, dejándole paso los caminantes y yo mismo apartándome a la orilla. Me ha mirado insistente mientras duraba nuestro breve cruce, una mirada vertiginosa por la que fluía el poder de una mujer dueña de sí, en la cuarentena. No se la he aguantado y por eso ahora escribo esto avergonzado. Me pregunto por qué.


Por contra, cuando circulaba por la carretera de Vilanova, ya de vuelta, buscando la salida de Sitges, me he puesto detras de una madre que pedaleaba detrás de uno de esos cochecitos encapotados que llevan un bebé dentro, a la espera de adelantarla en el momento en que la circulación me lo permitiese, Era una madre joven, quizá menos vigorosa, celebrando con el mundo su orgullo de madre. Cuando la he adelantado he mirado dentro del cochecito: no era un bebé lo que había dentro, sino una mascota.


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