viernes, 12 de agosto de 2022

Dangsin-eolgul-apeseo (Delante de ti. 2021)

 



Dos hermanas charlan en un sofá en el interior de un apartamento. Visten de modo sencillo con prendas holgadas, a menudo se cubren la cara, no hay primeros planos despejados de los rostros. La conversación es coloquial: una de las hermanas ha vuelto de Estados Unidos donde trabajaba. La otra hermana le pide que compre un apartamento con sus ahorros y se quede con ella. La hermana americana le dice que no cuenta con ahorros, que tuvo un trabajo que le proporcionaba lo justo y que luego se buscó otro de dinero fácil. Hemos de imaginar en qué consistía dicho trabajo. Luego, en la calle unos paseantes la reconocen de cuando joven apareció en un programa de ficción en la televisión coreana. Ese recuerdo la reconforta.


Junto a las charlas ligeras, de vez en cuando se entromete la referencia a sueños o ensoñaciones que contradicen de algún modo lo que se dice en la conversación. Cuando comienza la película, la hermana americana piensa en off en paraíso y felicidad. La hermana coreana dice haber tenido un sueño memorable esa noche pero que según la costumbre popular no se puede revelar hasta pasado el mediodía para alejar la mala suerte. Nos sabremos de qué iba.


Frente al cine occidental tan dicharachero, tan propenso, sobre todo en Europa, al discurso y a las grandes palabras, a la introspección significativa y a lo simbólico y hasta metafísico, el oriental, el japonés y el coreano, practican la contención. Parece que nada importante suceda en las conversaciones e incluso en la narración. Se requiere paciencia y atención para entender el alma oriental. Al final comprobamos que el destino y su huella son parecidos aunque quizá ellos lo vivan con menos dramatismo.


Mediada la película aparece un personaje, un director de cine, con el que la hermana americana tiene concertada una entrevista. En ella se desvelará el asunto principal de lo que estamos viendo. La película es una confesión que se va desvelando a poquitos a lo largo de las conversaciones, que podríamos decir tienen un aire rhomeriano. Esta última conversación se produce en medio de una comida en un restaurante, llamado Novela, regada con abundante alcohol, que han reservado para ellos solos. También es coloquial y aparentemente intrascendente. El director le habla de un proyecto de película al que ella podría unirse como actriz. Un proyecto difuso para cuyo guion habría que esperar un año o al menos seis meses. Es entonces cuando ella le dice que le espera la muerte y que es infeliz. Los médicos han dictado sentencia: unos pocos meses. Por tanto no puede participar en dicha película. Entonces él improvisa: le ofrece un corto documental, sin guion, filmado sobre la marcha, en el que ella sería la protagonista. Entonces ella le pregunta, ¿Quieres acostarte conmigo, no es eso? Él, le dice que sí.


En la última escena (spoiler) vemos a la hermana americana despertándose en el sofá del salón de la hermana, en que la vimos al comienzo. Pone en marcha el contestador y oye la voz del director de cine: le dice que lo siente mucho pero que el proyecto del que le habló no puede realizarse y que le desea que sea feliz. La respuesta de la hermana americana a esa noticia: una cascada de risas mientras se tapa la cara con la almohada. El espectador interpreta las risas como amargas lágrimas. Toda la película cobra sentido en esa escena.


La contención, la vergüenza, la difícil confesión, como digo, es la marca del cine oriental, también en esta película de Hong Sang-soo. Este no deja su huella en la puesta en la escena ni en la dirección de los actores: les viste con ropa sencillas y así les peina. No hay decorados almodovarianos, ni los actores tienen ensayados cada uno de los gestos que han de interpretar. La cámara no interviene apenas, planos medios fijos con ligeras aproximaciones. Tampoco el guion aparece elaborado sino dejado a la improvisación de los actores. Lo que produce sensación de veracidad, como si colocásemos una cámara en una terraza de bar para captar lo que se dice y, solo después de muchas charlas, llegamos a conocer lo que no adivinábamos. Ahí está la maestría de Hong Sang-soo. En cines.




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