martes, 7 de diciembre de 2021

La muerte del hípster

 



La realidad política española es tan cutre que la mejor manera de tratarla es con las pinzas del sarcasmo o, como practica Daniel Gascón en La muerte del hípster, con la somarda aragonesa. Daniel Gascón, director de Letras libres y columnista de El País, que publicó un ensayo de relativo éxito sobre el procés con el acertado título de El golpe posmoderno, vuelve a la parodia. Este libro, que es la segunda parte de Un hipster en la España vacía, está compuesto por una serie de escenas que transcurren en un pueblo del Maestrazgo turolense, un pueblo de la España vacía (o vaciada), donde el fino oído del autor se pone a trabajar para transcribir las formas del lenguaje alternativo que llevan al pueblo unos urbanitas madrileños que huyen del confinamiento pandémico. Allí el lenguaje y las nuevas formas posmodernas habrán de vérselas con el habla y las costumbres rurales, la nueva masculinidad y el poliamor con el heteropatriarcado, la llamada de la naturaleza que algo nos quiere decir a través del virus con el canto mañanero de Saputo, el gallo local, y otros asuntos de la agenda contemporánea con los que han de lidiar los viejos y nuevos pobladores de la España vaciada, como la autodeterminación de un barrio o la amenaza climática. Otros episodios remiten a lo quijotesco de nuestra tradición literaria: desde el encantamiento de la sima de Sanmartín a que el personaje principal, Enrique, el alcalde hípster, se entere de que hay un libro anterior donde se le menciona o que se encuentre con un imitador al que trata como se merece.


Sacadas de la seriedad y pomposidad de la conversación política habitual y puestas en un contexto burlesco todas esas frases del vocabulario posmoderno muestran su orfandad, como sarmientos puestos a secar y listos para churruscar. La mayor virtud de estas historias es ver cómo palabras y frases aparentemente novedosas con voluntad de describir una nueva realidad situadas en otro contexto se convierten en ridículas. Me lo he pasado en grande. Muy divertido.



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