viernes, 8 de octubre de 2021

El caso Hartung

 


Cada vez les resulta más arduo a los guionistas armar una trama original y llamativa que entretenga al espectador a última hora de la tarde. Se agotan los recursos, se apaga la imaginación. En este thriller danés primero desaparece una niña y luego son asesinadas unas cuantas madres a las que se les cortan brazos y piernas sin que luego haya una explicación que cobre algún sentido en la mente del asesino. Une a las asesinadas un cierto descuido hacia sus hijos y una colección de figuras hechas con castañas en el lugar del crimen. Los detectives tienen algún tipo de rareza para cumplir con el tópico: aparte del carácter, la policía que se encarga del caso es una madre soltera agobiada por el trabajo; el hosco policía que le ayuda tiene detrás una triste historia, un accidente en el que perecieron mujer e hija. Aparece una ministra, típico de las series danesas, madre de la hija desaparecida, buena gente pero sobrepasada por el drama, y un asesor sobre el que parecen recaer las sospechas hasta que deja de tener interés y desaparece de la trama sin más.


Durante los primeros cinco capítulos se mantiene la intriga añadiendo datos, muertes, esparciendo indicios, muchos planos cenitales con drones, mucha oficina y muchos primeros planos de rostros compungidos. Al final del quinto se señala al asesino que ni por asomo es el que el espectador había imaginado con lo que se le había ido ofreciendo. De lo que se trata es de descolocarlo lo más posible. Como dar sentido a esa postrer decisión, acomodando todo lo que se había sugerido en los capítulos anteriores era complicado, el sexto y último capítulo es el despiporre. Es el peor con mucho de lo que he visto en la historia de las series de intriga. Los actores no saben qué jeta poner, el montaje y los diálogos son corta y pega de frases, escenas y planos hechos para rellenar los 50 minutos necesarios para acabar. Mal rodada, muy mal interpretada y por momentos truculenta. Me puse a verla haciendo caso a recomendaciones. Nada o casi nada de lo que te cuenten los críticos de series suele ser cierto. Pero claro si la gente pide series de intriga para relajarse antes de dormir pues se las dan, mecánicamente, como se rellenan las tripas de cerdo con sangre y arroz para hacer morcillas. Las morcillas de Burgos, que las de Valladolid son distintas.


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