La actualidad nos pilla desprevenidos. Ahí tenemos el Covid y el desastre afgano.
La actualidad se presenta mediatizada. Escogemos quién nos la cuenta (canal televisivo radio periódico informador).
Para contener el vértigo, nos ponemos en manos de sacerdotes y chamanes que ofician la actualidad, a quienes concedemos un saber que nos tranquiliza. No importa que el rebote de la actualidad al día siguiente les contradiga.
La contradicción de lo que ayer dijeron y hoy dicen, el desmentido de la realidad, la banalidad en la que navegan no tiene consecuencias. No les perdonamos porque ni siquiera advertimos si insolvencia.
Antes que nada nuestra mente binaria necesita reafirmarse en la separación de culpables y víctimas. Solo después atenderá a los cómos y porqués.
La inmediatez nos esclaviza y embota. Sentados frente a la pantalla dejamos de patear los senderos de la vida.
Si liberados de las ondas comenzamos a caminar junto a otros el mundo se nos aparece con sus pausas, con tiempo para ver lo que sucede y cómo juntos podemos afrontarlo
La inmediatez es enemiga del instante. La inmediatez es la urgencia por conocer asignar clasificar el acontecimiento que se nos viene encima; el instante es la vívida conciencia del discurrir intenso de la vida.
La inmediatez nos pilla sentados, el instante lo vivimos caminando.
Si caminas conversas con quién contigo va, si te quedas sentado alguien se apodera de tu oído.
¿Quieres ser dueño de tu vida? Ponte a caminar
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