lunes, 14 de junio de 2021

Mare of Easttown



"Nuestro trabajo consiste solo en amar. Por eso os pido que no les dejéis. No os dejarán entrar, os dirán que no merecen la piedad. No se lo permitáis". (Homilía, último capítulo)


Poco a poco la mirada femenina se está imponiendo a la testosterona. Cambiamos de víscera. Nos adentramos en la era del corazón. Ya en el siglo XX aparecieron filósofas heraldos que anunciaban el cambio de sensibilidad. Simón de Bouvoir, Hannah Arendt, Aynd Rand, Simone Weil, Judith Shklar. Un poco más tarde llegaron las poetas (Anne Carson) y las artistas (Marina Abramovic) que han ido modelando el nuevo modo de experimentar el mundo. Ahora mismo hay una generación de mujeres novelistas que acercan esa sensibilidad al público lector. Aunque el modo más directo de educar la conciencia del hombre común sigue siendo el cine y la tele (las series). Hay unas pocas series buenas y muchas malas. Me quedo con dos emblemáticas: Big Little Lies y la reciente Mare of Easttown, la primera en feminismo agresivo, la segunda en conciliador. Las dos en HBO.


Si solo nos fijáramos en la trama argumental Mare of Easttown no sería diferente del centón de thrillers con asesino y víctima dentro. Cambia todo lo demás y es lo que la hace singular: la multitud de personajes muy bien definido cada uno que rodea a la protagonista, cada uno con una herida, cada uno necesitado de amor. Para que se aprecie la nueva sensibilidad, la acción discurre en un pueblo o en una pequeña ciudad. Todos se conocen y entre ellos hay algún grado de familiaridad. Una comunidad de dolientes que han perdido algo: un hijo que se ha suicidado, una chica que acaba de ser asesinada, otra que ha desaparecido, esposas abandonadas, maridos rudos y con mala conciencia por su engaño, niños desvalidos o implicados en los secretos de los adultos. 


En esta pequeña comunidad del dolor son las mujeres quienes toman en sus manos los problemas y tratan de ponerles remedio. Los hombres aunque tengan el poder formal aparecen como fondo del paisaje y, en conjunto, son débiles y están desorientados en una amplia gama de desorganización, desde la agresividad violenta a variados tipos de carencias de carácter. Las mujeres están ahí para anudar emocionalmente a la comunidad herida.


Desde siempre los guionistas han querido contextualizar los crímenes, situarlos dentro de redes familiares o sociales, pocas veces he visto que el entramado estuviese tan bien dibujado como en Mare of Easttown. Esto es lo que hace que esta serie sea tan buena. Una serie llena de emociones, como debe ser, en las series y en el cine no en los espacios de opinión y acción política.


El advenimiento de la era del corazón será una gran cosa. Sin embargo tiene sus contrapartidas, al menos en el periodo de transición. Se necesitará la colaboración de alguna otra víscera cuando lleguen los momentos malos para enfrentarse a los graves problemas de convivencia con sociedades que no han llegado al mismo grado de sensibilidad.



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