No podemos ser todos científicos, pero cabría esperar que tras pasar por el sistema educativo cualquier ciudadano tuviese una educación científica básica, como una musical, otra deportiva y una humanística. Al menos una. Qué decir de los responsables que se ofrecen para gestionar la vida pública, y nosotros los elegimos. Mirándolos desde lejos, ¿qué vemos?, carencias. Carencias básicas. Qué sabían nuestros responsables de sanidad de virus, de gestión de epidemias, de su propagación, de su contención, de vacunas. Los resultados están a la vista. Al menos deberían leer la literatura de divulgación científica. Contagio: La evolución de las pandemias, de David Quammen, lleva en el mercado desde 2012; El enemigo invisible de Dorothy H. Crawford, desde el 2003. Se leen con facilidad, el de Quammen de forma trepidante, como un buen trhiller. Aclaran muchas cosas. Cuántos errores se habrían evitado si los hubiesen leído, en vez de tanta novela o serie barata (de las que encima van fardando como si sus creadores, los de Juegos de Tronos o Barón Negro, fuesen avatares nuevos de Kant). Si al menos se hubiesen puesto en manos de verdaderos científicos: El comité de expertos que nunca existió.
Un asunto importante de los virus es la dimensión ecológica. Llevan en la Tierra millones de años, nosotros somos unos recién llegados, así que cuando entramos en contacto se ha de producir un proceso de adaptación mutua que aminore el problema. Cuando uno nuevo nos invade nos convertimos en un mundo por explorar con todas las ventajas para él. De dónde proceden, dónde se esconden. Cuál es su reservorio´natural. En 1963 fue identificada la causa de la Fiebre Hemorrágica Boliviana, que tenía una tasa de mortalidad muy alta, entre el 5 y el 30 %: un virus llamado Machupo, de la familia de los arenavirus. En un principio se pensó que los mosquitos eran la causa de la enfermedad. Los síntomas, fiebre, malestar, dolor de cabeza y mialgia eran muy similares a los de la malaria, así que se usó el DDT, como se venía haciendo, para exterminarlos. El remedio resultó indirectamente responsable del brote, la acumulación de DDT en la cadena alimentaria provocó una escasez de gatos en la aldea con la consecuencia de una plaga de ratones que fue lo que provocó la epidemia. Porque resulta que el portador del virus era un ratón autóctono boliviano que transmitía el virus Machupo a las personas cuando entraba en sus casas y sus graneros. Los ratones infectados son asintomáticos, pero expelen el virus infectando a los humanos. Los roedores, Calomys callosus, son el reservorio del virus. Es una enfermedad zoonótica cuando se produce el salto del virus desde un reservorio animal al hombre. Con la caza y exterminio del roedor terminó el brote, aunque luego ha habido otros más limitados.
Por lo que respecta al covid-19 su ecología sigue siendo un interrogante. ¿Quién es el huésped intermedio entre el murciélago, reservorio natural de los coronavirus, y el hombre? ¿Qué mutaciones se han producido desde entonces para que haya sido posible el salto al hombre y se haya encontrado tan a gusto dentro de nuestro cuerpo?
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