domingo, 2 de agosto de 2020

El nadador. Paestum


Adónde se sumerge el nadador que salta con tanta confianza. ¿En la corriente del río de la vida, entre la civilización que representan la columnata y la naturaleza del agua ondulante y el árbol que hacia él se inclina dándole la bienvenida? Es un hombre joven, decidido, que ha muerto joven, quizá en una batalla, y acaba de ser enterrado en esta tumba de Paestum, descubierta en junio de 1968. Su familia ha construido (hacia el 470 a. C) el recinto sagrado con mimo, con pinturas al fresco en las paredes que presentan un simposio y el salto del nadador en la losa del techo.


Qué sorpresa debió llevarse el arqueólogo que la descubrió aquella tarde del 3 de junio. Sólo conocemos la pintura de la época clásica por las descripciones que se hicieron de Zeuxis, Apeles y Parrasio. No ha quedado ninguna con escenas figurativas, salvo este milagro.


Quizá el joven muerto, si despertara, vería de frente esta maravillosa pintura. Iniciado en los ritos órficos, esperaba dar el salto a una vida ultraterrena.




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