Ser
un buen dibujante es tan difícil como ser un buen columnista o
cualquiera que sea la profesión a la que uno se dedique. Se necesita
inteligencia y libertad de espíritu, bienes escasos. En el caso del
dibujante o del columnista las cosas se tuercen cuando el sujeto no
se sobrepone al catecismo al que antes se ha entregado. Entonces
tenemos tiras o viñetas o artículos baratos, que es lo que abunda,
por eso son baratos. Aleccionar, reconvenir, señalar la dirección
correcta es lo peor del periodismo presente. Periodismo barato,
periodismo redundante.
domingo, 23 de junio de 2019
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