Los
picos me rodean
todavía
con su costra de nieve
desconchados
ariscos
erizados
violeta
sigo
el consejo de Thoreau
un escondite solitario
un
rincón de sombra
escucho
la caída del agua
una
extemporánea ráfaga de viento
veo
un sapo pardo con pecas negras
dos
marmotas solitarias
yerguen
su hocico
me
husmean no muy lejos
no
esperan a que prepare la cámara
se
esconden entre yerbas
La
marcha de tres horas cuesta arriba
ha
sido dura: el calor las horas centrales
del
día la pesada carga para la semana
camino
en grupo con gente animosa
vienen
a ser felices sufriendo dicen
la
mochila deja marcas en los hombros
no
consigo que me tome el silencio
mi
mente vaga pesarosa
inflada
todavía por los ecos
la
trompa sedienta de un mosquito
me
expulsa del paraíso imaginado
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