martes, 25 de diciembre de 2018

El misterio de la mañana




Quiero descifrar el misterio de la mañana,

las plazas, el salón, los paseos
sumergidos en soledad estática 
tan densa como un fluido
que emergiese de las aguas frías,
no queda mucho de la niebla de ayer
el sol asoma en lo alto su lamparilla,
unas pocas figuras se mueven,
esculturas de silencio
donde el tiempo palpita,
una vez al año,
tan solo una vez, quizá dos,
disfruto de esta pausa,
el mundo me pertenece,
camino junto al río por senderos de barro,
piso las hojas muertas,
una bandada de gorriones se agolpa
en las ramas de una acacia,
una cigüeña gris sucio rasga el aire
con sus alas de plata,
asustada,
como si yo el intruso
estuviese desvelando el secreto de su plumaje,
bendigo ser el dios de estas riberas
despobladas y de los árboles dormidos
bendigo el don de ver las cosas,
el agua refulgente, los patos del remanso
al calor de las aguas que la fábrica vierte ,
soy anónimo y magnánimo,
aliento los brotes húmedos,
al caminante del Camino,
hasta que el sol baja,
Beatriz con su spaniel y una historia:
una madre, la cena de ayer,
la comida de hoy en restaurante,
y expulsa de cada rincón su sombra.

No hay comentarios: