lunes, 30 de noviembre de 2015

Poesía en El intendente Sansho, de Ogai Mori



     De El intendente Sansho

Sus esbirros se quedaron susurrando como el murmullo del viento entre las hojas.

En ese momento abrió los ojos, que se le llenaron de lágrimas como una concha seca rebosante de agua.

     De El barco del río Takase

Al oscurecer, amainó el viento, y el perfil de la luna se diluyó velado por finas nubes que cubrieron el cielo.

Poco a poco avanzaba la nublada noche y el barco Takase, con sus dos ocupantes silenciosos, se deslizaba sobre la negra superficie del agua.

     De Las últimas palabras

Cuando los tres niños salieron con sigilo de su casa, se oía cantar al segundo gallo. Era un amanecer escarchado.

Tan solo, frías como el hielo, cortantes como el filo de una espada, seguían resonando las últimas palabras de Ichi.

     De Sakazuki

Es una mañana de verano. Entre las copas de los árboles que rodean el manantial permanece todavía desmadejada la bruma.

Las blancas nubes flotantes humedecen los tocones de los árboles todavía mojados y los rayos del sol mañanero se clavan como agresivas lanzas en los alrededores del manantial. Los lazos rojos de las niñas parecen de un rojo aún más abrasador.

Hay algunas nubes blancas esparcidas y, al llegar el mediodía, la voz de los insectos hace vibrar las montañas.

En silencio, la octava niña bebió unas cuantas gotas del manantial y refrescó sus labios levemente rojos.

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