domingo, 16 de agosto de 2015

El separatismo entre sexos tiene que terminar



            “La crisis ha sido un factor muy regresivo. Ha generado una gran desconfianza respecto al mundo laboral y ha acentuado esa voluntad de repliegue en el hogar. Ante la precariedad imperante y la desigualdad salarial, muchas mujeres prefieren refugiarse en la familia y la descendencia. A falta de un puesto de trabajo formidable, muchas se centran en la procreación. ¿Para qué matarse a trabajar por un salario ínfimo cuando existe una alternativa más apetecible? Frente a un mundo laboral que las trata como pañuelos desechables, el cometido de criar a un hijo feliz e inteligente resulta más apasionante. Hoy, para muchas mujeres, tener un hijo es como crear una obra maestra”.

            “La madre naturalista aspira a romper con el modelo consumista y capitalista, en beneficio de una comunión con una naturaleza sacralizada. Hoy se observa el comportamiento de una madre chimpancé y se proclama que ese es el modelo a seguir. Veo absurdo tomar la naturaleza como modelo eterno e insuperable. Es innegable que la acción del hombre ha dañado la naturaleza, pero no todo lo que ha aportado la civilización ha sido nocivo”.

            “Asistimos a un triunfo incontestable del feminismo diferencialista, muy distinto del universalista, que es el que defiendo yo y el que encarnó Simone de Beauvoir. El nuevo feminismo, en lugar de incitarnos a vivir como los hombres, prefiere subrayar nuestros particularismos. Especialmente la maternidad, pero también el pacifismo, la proximidad con la naturaleza o la atención a los demás. Ese modelo filosófico-feminista que surge en los ochenta ha encontrado una audiencia muy considerable entre las mujeres de las clases favorecidas”.

            “El elemento psicológico es tan importante o más que el fisiológico. No existe ningún motivo para culpabilizar a las madres que no quieren dar el pecho. Entre otras cosas, porque la diferencia respecto a la leche en polvo no está probada en absoluto. En el mundo occidental, existen leches muy sofisticadas que se adaptan perfectamente a cada bebé. Y un último argumento: las mujeres de mi generación criamos a nuestros hijos con el biberón. Hoy son los que tienen mayor esperanza de vida de la historia”.

            “Muchas veces es una palabra vacía de contenido [Feminismo], al servicio de la comunicación. Además, cuando observo los estudios demográficos sobre la repartición de las tareas domésticas, no me parece que haya habido una gran evolución. Si las mujeres siguen haciendo el 90% de esas tareas, ¿quién es realmente feminista? La igualdad entre sexos no será factible hasta que hombres y mujeres las compartan a partes iguales. Ese es siempre el mejor barómetro”.

            “Las mujeres son capaces de hacer todo lo que hace un hombre, incluido lo peor imaginable, como la violencia o el terrorismo. El separatismo entre sexos tiene que terminar, o la paz entre hombres y mujeres nunca llegará”.

            “Los musulmanes franceses no sabían ni lo que era el burka. Se ha producido un trabajo de proselitismo inimaginable en las banlieues, que empieza en los imanes pero va más allá. La clase política no ha querido verlo, porque constituye un tabú, pero el tiempo ha demostrado que su expansión era sintomática de un combate contra el laicismo”.

            “Mi padre, que creció en una familia judía muy religiosa, siempre decía que, cuando uno sale de la sinagoga, se tiene que quitar la kipá. Cuando no se está rezando, esos símbolos son pura ostentación”.


            “El islamismo, incluso cuando es minoritario, puede tener efectos espantosos. El islam debe poder ocupar todo su lugar en la sociedad francesa, pero el islamismo tiene que ser combatido sin piedad”.

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