viernes, 17 de abril de 2015

Cuentos de los días raros, de José María Merino



              1. Celina y Nelima. Souto es un profesor que desvaría. Compadecida, Celina, una estudiante, lo busca, le ayuda y le ofrece su casa. Con unos técnicos, Souto instala un programa en su ordenador, Nelima. Cada vez más obsesionado, al profesor no le interesa otra cosa que estar con Nelima, excusándose cada noche ante Celina. Celina, cansada de tanta desatención, arroja el ordenador por la ventana. (Antecedente de Her).

2. En Mundo Baldería, El narrador es un agente de bolsa insatisfecho en la época de la guerra de Irak. De vez en cuando, en sueños, Lito, un antiguo compañero, mal estudiante, se le aparece para que le consiga los libros de la saga de CF Mundo Baldería, de vital importancia para sobrevivir en su feliz mundo amenazado donde ahora habita. ¿Cómo trasplantarse a ese mundo misterioso? No es difícil, el narrador lo logra, simplemente, pensando en que quiere ir, a condición de que sea desde ciertos lugares de Madrid. Por ejemplo desde una puerta de acceso al estadio Santiago Bernabéu.

3. Sinara, cúpulas malvas. (Bonito título para un relato muy bien escrito, barroco y limpio, como una pequeña novela de aprendizaje)
            Víctor vive en una pensión madrileña. Con un par de amigos, va de vinos por las tabernas de Madrid. En la pensión también habitan cinco chicas de danza española que trabajan en un cabaret. Con una de ella, Albina, tontea, se miran, se besan a hurtadillas,  hasta que un día les pillan en la cama. Ella decide irse fuera de España, le pide a Víctor que le acompañe, pero él no se decide. De mayor, es un camionero nostálgico, que en el norte de África, un día, en Sinara, de cúpulas malvas, cree entrever a Albina.

4. La memoria tramposa. Es nochebuena. Marcelo regresa a casa quince años después, desde Australia. Pronto, muestra pensamientos erráticos: ¿Dónde está Emilina?, pregunta. Nadie la conoce. Son tres hermanos, el narrador, casado y con dos hijos. El menor, Ramón, que limpia una escopeta. Marcelo coge los cañones y apuntando a un sofá vacío, dice: “Maté a Emilina porque alguien había dejado la escopeta cargada sin yo saberlo”. Aquella noche desaparece antes de la cena. 15 años después nadie sabe nada de él.

5. All you need is love. Tres músicos (violín, gaita y marimba) tocan en un pasillo del metro de Madrid, en la estación de Príncipe de Vergara. Cuando tocan All you need is love, se produce un prodigio, los transeúntes se paralizan y ante los músicos aparece un paisaje bucólico: colinas verdes, praderas, una laguna. Siempre que tocan esa pieza vuelve a suceder.

6. Los días torcidos. La abuela se queda encamada ciertos días, los días torcidos. Piensa que va pasar algo malo. Hay signos en el aire: sol pálido, nubes de mal agüero, no hay sombras. Explica a sus nietas que cuando eso le ha sucedido otras veces era el preludio de algo malo, como cuando una niña se ahogó en un estanque. Pero nadie logra dar cuenta de esa niña. Un día de esos torcidos, Fausti, una amiga del pueblo, es golpeada hasta morir por su hijo drogadicto. Muchos años después, Alicia y Raquel despiertan con los signos de uno de esos días torcidos. Pronto, echan de menos a Sonia, la hija de cinco años de Alicia. Corren hacia el estanque.

7. En Papilio Síderum el narrador, un profesor de literatura, explica a sus alumnos la diferencia entre sueño y realidad a partir de dos cuentos, uno chino en el que al despertar el protagonista no sabe si es mariposa que se sueña hombre u hombre que se sueña mariposa, y el famoso, Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. así como el comienzo de La metamorfosis de Kafka. Es el año del cometa, el año en que el narrador y su prima Elisa nacieran. 26 años después, en el siguiente paso del cometa, ambos primos vuelven a encontrarse. Esa noche los dos copulan y llegada la hora Elisa convence al narrador para emprender el vuelo hacia el cometa, debidamente transformados en mariposas. Pero el narrador no tiene voluntad suficiente para elevarse y se despierta humano aunque dolorido en la terraza de su casa.


8. El inocente. Un profesor, saltándose el programa, decide contar una historia de cuando él era estudiante. La historia de Fidelín, el hermano inocente de un amigo suyo. Un día hacen una acampada en las Médulas. La noche, el claro de luna, Fidelín que escapa de la tienda y los amigos que le buscan sin éxito. Cuando aparece dice haber encontrado el oro, el oro de las Médulas: las cajas donde los romanos lo guardaban, custodiado por soldados que a él no lo veían. Y para demostrar que era cierto lo que cuenta les da una pepita de oro a cada uno de los amigos. El profe, ante los alumnos incrédulos, les muestra la pepita engastada en la cadena que lleva al cuello.

9. En Maniobras nocturnas el padre anciano, con problemas de memoria, recuerda ante sus hijas y yerno un episodio de la mili, encuadrado en un curioso regimiento de bicis. Castigado sin permisos, él ansiaba reunirse con Visi, su novia de entonces y madre de sus hijas, que vivía en un pueblo cercano. Mientras el padre va contando, su memoria se rebela y revela: no se trataba de Visi sino de su prima Charo con quien iba a encontrarse. Así que lo que cuenta y lo que recuerda no acaban de concordar: oculta su relación con Charo. En unas maniobras nocturnas, recibe una nota de Visi, en realidad de Charo, que le advierte que la regla no le baja. Alarmado el padre escapa de las maniobras con su bici reglamentaria. Tras sudorosa peripecia ciclista, Charo le dice que ha sido una falsa alarma. Es la ocasión para dejar a Charo por Visi. Vuelve a las maniobras y se convierte más o menos en un héroe.

10. La casa feliz. El doctor Zapater, que atiende la salud mental de sus vecinos, sale una mañana alegre de casa y para su sorpresa se topa en el abandonado solar de al lado con una casa nueva que no estaba el día anterior. Nadie habita en ella pero inunda los alrededores de felicidad. En un congreso de médicos, más tarde, un compañero relata la extraña desaparición de una casa del barrio: la de una pareja que había puesto toda su ilusión en construirla. Lo consiguen, pero al poco, uno detrás de otro, fallecen. De vuelta, el doctor Zapater se empeña en comprar la casa de la felicidad para su familia y el municipio en derribarla. Pero antes de que cada parte consiga su objetivo la casa desaparece.

11. En El fumador que acecha vuelve a aparecer el profesor Souto, convaleciente  de su mal informático, de vuelta en la Universidad. Nada más llegar al Departamento se topa con un nuevo mal, la irresistible tentación de volver a su deleitosa pero dañina afición al tabaco. Siente que dentro de sí está al acecho su otro yo, el fumador acechante, pero sabe que si cede volverán las toses y las neuralgias. Tiene un plan para deshacerse de su obsesivo huésped: atiborrarse un día a tabaco, arrellanado en su sofá, mientras corrige exámenes. Cuando el fumador acechante se confía, coge la reproducción de un ánfora griega que tiene en casa y tras una calada descomunal expulsa el humo con gran fuerza y con él al fumador acechante. Y sella el ánfora. Así se liberó de su tormento. Nos lo cuenta Celina, que aclara que la sirvienta un día rompió el ánfora sellada, pero que ella la recompuso de modo que el profesor no lo supiese.

12. La hija del diablo. (Contado más abajo)

13. El viaje secreto, que es una fábula moralista, es la aventura del lector sumergido en un libro. El narrador recuerda su niñez cuando perdió a sus padres en un accidente. Estudió internado en un colegio, en esa edad en que los niños se reparten los papeles de matones, débiles y neutrales. Ruti era el matón y Froilán Monteagudo, apodado la nena, el débil. Froilán lee ensimismado y traspasa su afición al narrador. Un día Froilán atacado por Ruti sufre un grave accidente. El narrador, ayudado por Tom Sawyer, Robinson Crusoe, Huck Finn y Jim Hawkins, aprende cómo vengar a su amigo.

14. El apagón. Son los días de la Expo de Sevilla en el 92. Curro y Rocío tienen unos trabajos que les permiten vivir decentemente, aunque sin excesivos dispendios. Tonio el excuñado de Curro les ofrece un negocio que no puede fallar, llevar turistas a la Expo. Ambos dejan sus trabajos y piden un préstamo para el negocio. Las cosas marchan viento en popa con buenos ingresos en la cuenta que lleva Tonio. Todo cambia cuando Rocío saca la personalidad oculta que le sale cuando baila. Cuando la Expo se acaba, el mundo se apaga. Rocío huye con Tonio y este se lleva los beneficios de la sociedad limitada. Curro lo cuenta a un interlocutor que no sabemos quién es, desde un parque costero donde él, tras perder el trabajo de toda su vida, se dedica a la limpieza.



            Lo primero que hay que exigir a un escritor es que escriba bien, cosa que no hay que dar por supuesto. Véanse los expositores de las librerías. Lo segundo, si escribe en español, que no deje de lado la realidad. José María Merino escribe y pauta muy bien. Con lenguaje preciso, en el que parece no sobrar nada, con ligeras anotaciones de contexto: el cambio estacional, las doradas hojas, la sutil mudanza de la luz, el grosor de las sombras. Su tema es la memoria que los personajes tratan de recomponer con gran dificultad. A menudo hay giros de lenguaje sorprendentes, finas metáforas o conexiones semánticas exquisitas. Sus cuentos parten de realidades reconocibles pero con un elemento que descoloca, raro, algo que enturbia el suave y previsible discurrir de la narración. 


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