miércoles, 5 de octubre de 2011

De cada cuatro, tres personas aniquiladas


Muy a menudo encuentro gente que dándose puñados en el pecho afirma, este es el peor de todos los tiempos, o nuestros hijos vivirán mucho peor que nosotros. Son gente que no echa la vista atrás, a cualquier periodo del pasado. Esto decía, por ejemplo, Arthur Koestler hacia 1951:
“Manteniéndome siempre dentro de lo prudente, puedo afirmar que de cuatro personas que conocí antes de los treinta años, tres fueron posteriormente aniquiladas en España, torturadas hasta la muerte en Dachau, ejecutadas en las cámaras de gas de Belsen, deportadas a Rusia, o liquidadas en este país; algunos se arrojaron por la ventana en Viena o Busapest, otros fueron destruidos por la miseria y la falta de sentido del exilio definitivo”.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hay varios motivos por los que existe esta tendencia a pensar que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Una de las razones más poderosas se encuentra en la memoria. Cualquier acontecimiento negativo va a destacar en mayor medida que cualquier otro acontecimiento, porque nos provoca más emociones y los hechos acompañados de estas emociones se guardan mejor en la memoria. Si a esto le sumamos la proximidad del hecho...nos encontramos con unos recuerdos del pasado un tanto distorsionados.
Otra motivo que puede llegar a este tipo de pensamiento, es la forma de afrontar la vida que tengamos. Resulta más fácil proyectar nuestra mente hacia aquello que hemos vivido y más difícil hacia aquello que está por llegar, por que provoca incertidumbre y ansiedad. Si te fijas la gran parte de las medidas que se toman para aplacar aquello que nos preocupa, suelen ser intervencionistas y pocas veces preventivas.
Quizá en la memoria es más difícil actuar, pero la actitud siempre se puede moldear!

Toni Santillán dijo...

No sé si estoy de acuerdo en que los hechos negativos dejan mayor huella que los positivos, que provocan mayores emociones. Supongo que eso va con el carácter de las personas y el tiovivo de nuestra construcción mental, la suerte o la desgracia de la herencia recibida. Una lotería. Sí que estoy de acuerdo en la distorsión de la memoria, pero tanto para lo bueno como para lo malo. Y sí, quienes mandan tienen mucho más fácil intervenir sobre la memoria, haciéndonos creer que no fue como fue, dirigiendo a los historiadores en una dirección determinada, que gastar sus energías en prever o predecir o preparar el futuro, como a la vista está.