viernes, 1 de julio de 2011

Héroes que no pueden serlo

En esta difícil y larga transición del viejo patriarcado hacia el nuevo dominio de las mujeres hay cosas que quedan en el limbo de la indiferenciación, instituciones como el matrimonio u hombres heróicos en un campo y monstruosos en otro, hombres que serían condenables pero que representan valores que les alzaron en la vieja época.
Es el caso de Arthur Koestler. Autor de un libro, Darkness at noon (El cero y el infinito), que ha sido considerado como uno de los grandes del pasado siglo, las biografías que están apareciendo desde su muerte nos muestran un hombre neurótico, extremado en su toma de posiciones cambiantes (comunista y anticomunista, judío y antisionista), brutal en su trato con las mujeres, de las que sólo esperaba la sumisión. Cuando se suicidó, en 1983, a los 77 años, enfermo de leucemia y parkinson, junto a su cuerpo estaba el de Cynthia Jeffries,treinta años menor que él. Cynthia, antes de ser su tercera esposa, fue la secretaria que durante décadas le llevó la agenda de su voraz necesidad de conquistar mujeres, algunas esposas de sus mejores amigos (Bertrand Rusell, Michel Foot). Según cuentan sus biógrafos, sus relaciones solían comenzar con una violación. Cuando estas historias comenzaron a ser de dominio público sus amigos, entre los que se encontraban Tony Judt o Julian Barnes, lo disculparon o negaron las evidencias.

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Así en la literatura española como en el hombre: Adiós al macho.
Nuestro cromosoma Y ya solo tiene 50 genes, dedicados mayormente a la producción del esperma. Jennifer Marshall Graves, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, estima que el cromosoma Y se autodestruirá en cerca de 10 millones de años. Pero quizá no haga falta esperar tanto.

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