jueves, 23 de junio de 2011

Al borde del abismo


¿Fue inevitable la Segunda Guerra Mundial? Parece una pregunta ociosa, por lo que pocos se la han planteado. Sin embargo, si la perspectiva de análisis son los 10 días anteriores al estallido, la pregunta no es tan simple como pudiera parecer. Es lo que hace Richard Overy en Al borde del abismo. La Alemania hitleriana dio el primer paso cuando el 1 de septiembre de 1939 atacó a Polonia. Gran Bretaña y Francia salieron a su encuentro cuando el día 3 le declararon la guerra. Sin embargo las cosas no son como parecen a simple vista. Según Overy, Daladier y Chamberlain no eran los pacifistas a ultranza que se ha creído que eran, después de Munich, ni Hitler quería una guerra mundial. Ambos jefes de gobierno habían contraído la obligación de salir en defensa de Polonia, por lo que se mostraron firmes partidarios de la guerra para detener a la agresiva Alemania. Tampoco Hitler quería una guerra con las potencias occidentales ni soñaba con ser el dueño del mundo, al menos en 1939, tan sólo restituir el poder alemán anterior a los Tratados de Versalles. Los diez días anteriores al estallido fueron días de un estrés brutal para quienes vivieron en medio de los acontecimientos. Gran Bretaña y Francia movieron todos los hilos, diplomáticos y civiles, para llegar a un acuerdo. Hitler pensaba que la invasión de Polonia provocaría una guerra local, que las potencias occidentales no mantendrían su acuerdo con Polonia, que se echarían atrás. Sometidos a la fuerte tensión, los políticos de entonces no actuaron con frialdad. La población veía a Hitler como una amenaza contra su forma de vida. Francia vio la ocasión de resarcirse definitivamente contra Alemania después de dos guerras anteriores. Ni Francia ni GB podían incumplir su compromiso con Polonia sin quedar su prestigio por los suelos.

Gran Bretaña perdió su imperio, Francia su prestigio. El resultado fueron 50 años de guerra fría y el dominio comunista sobre el Este y Asia. ¿Se pudo haber evitado? Sostiene Overy que Chamberlain se vio obligado a declarar una guerra que no quería. De Daladier afirma que sentía un profundo rechazo moral a la guerra. Si el foco son esos diez días, quizá sí, quizá pudo evitarse. Pero si ampliamos el foco y vemos lo que sucedió en los años anteriores, la agresiva expansión alemana: el Ruhr, Austria, Checoslovaquia, las dudas desaparecen rápidamente.

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