jueves, 7 de octubre de 2010

Nauseabundo populismo

Es una desgracia para la gente tener dirigentes populistas, aquellos que hacen promesas que saben que no van a poder cumplir, que señalan culpables inverosímiles de su actual situación de postración, que les halagan y les muestran no un camino de esfuerzo y responsabilidad para salir adelante sino uno de pequeñas corrupciones en forma de subvenciones o ayudas o escuálidos pagos para ir entreteniendo su pobreza a cambio de un apoyo incondicional. Sudamérica está llena de esos dirigentes, también algunos países europeos. Muchos de esos dirigentes han sido convalidados en las urnas, una y otra vez. Es fácil creer en las mentiras o aceptar el pacto de corrupción que se ofrece.



Esa acción de Evo Morales agrediendo de esa manera tan poco presidencial a un contrincante futbolero indica qué tipo de hombre puede llegar a representar a un país. Ya antes dió la vuelta al mundo su huelga de hambre, siendo presidente, para exigir al Congreso la aprobación de la ley electoral y tener más fácil su reelección.


Algo parecido ha sucedido con la farsa de golpe de estado al presidente de Ecuador, Rafael Correa. Probablemente, conocedor de los réditos que su amigo Chávez obtuvo en Venezuela por el mismo procedimiento, ha querido repetir la jugada, aunque el aire bufonesco con que se ha saldado el asunto, como suele suceder en las segundas partes, quizá no le ayude en su intención.

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Por fin, el Premio Nóbel de literatura para un escritor. ¡Hurra por Mario Vargas Llosa!

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