jueves, 22 de abril de 2010

Extensión del campo de batalla


La democracia en Grecia fue un paso, insuficiente, pero mejor que aquello a lo que sustituía. La restauración del concepto en el XIX fue otro paso, también muy insuficiente. Ni siquiera cuando se universalizó el sufragio se llegó a la meta. El sistema liberal es una creación de una clase social para mantenerse en el poder y legitimar sus privilegios. Todavía seguimos en las gradas aplaudiendo y aceptando lo que nos ofrecen.
Pero las cosas están cambiando, quizá más rápido de lo que se podría esperar.

El discurso de despedida a Samaranch del príncipe Felipe (no encuentro el discurso completo; ponen el principio y el final, para ahorrarle el bochorno) sólo se entiende en un contexto que ya no existe, cuando sólo había una emisora de televisión, y radio y prensa trasmitían al unísono. Ahora rezuma con la claridad del contraste con otros discursos libres, limpios, directos: su pazguata levedad, su insoportable cursilería. Yo mismo he llegado a pensar que el príncipe había sido cultivado en las mejores universidades.

"Ahora las masas tienen un enorme acceso a la cultura que nunca han tenido. Y ese acceso constituye la verdadera riqueza, que no da el dinero. Dentro de 10 años ya no habrá una élite que controle el acceso a la cultura y entonces las cosas cambiarán increíblemente rápido". (Gabi Asfour).
 Cuenta Anita Patil en el Times: D. Sharon Pruitt, de 40 años, vive en Utah. Después de unas vacaciones en Hawai, colgó sus fotos en Flickr. Getty Images se dio cuenta de la calidad de sus imágenes, y ahora le da un cheque mensual cada vez que los editores o anunciantes piden permiso para usar sus imágenes. Cada vez hay más aficionados en esa situación, por lo que a los fotógrafos profesionales les resulta más difícil ganarse la vida.


El avance tecnológico ensancha la democracia, la saca del bucle del voto cuatrienal. ¿Qué ocurrirá cuando los jóvenes africanos tengan el mundo al alcance de un clic, sin nuestros prejuicios, con la mente limpia? Todos saldremos ganando cuando comprendamos que un hombre es un  hombre es un hombre es un hombre.



Las impresoras de HP 3D, que imprimen en plástico ABS en tres dimensiones. El producto en casa sin intermediarios, un inesperado invento.

Transforman los bits en átomos, descomponen la pieza a reproducir en capas, que luego se van rellenando de plástico ABS, licuado por la propia impresora. Cada bobina de cable de plástico cuesta 150 euros y permite imprimir de ocho a diez piezas, según su tamaño. Una llave inglesa, por ejemplo, cuesta 18 euros.

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