jueves, 11 de marzo de 2010

El argumento mostrenco

Como propósito para sanear el paisaje de cara a la primavera naciente podríamos rechazar el saludo de aquellos que persisten en utilizar el argumento mostrenco. Llamo argumento mostrenco a quienes para anular un hecho que les disgusta recurren al "y tú, más". He aquí un muestrario:
"Es simplificar una vez más... prefiero un millón de veces lo que ha logrado la revolución cubana que lo que han hecho los bancos y Emilio Botín; es peor el embargo de Estados Unidos a Cuba, y es peor lo que pasa en Guantánamo. Lo que se aplica es un doble rasero, sobre todo desde el PP, que se niega a condenar una dictadura fascista, con cientos de miles de desaparecidos, y arremete contra Cuba". (Willy Toledo).

"Respeto a alguien capaz de hacer una huelga de hambre y morir por lo que cree, pero no lo comparto. En Cuba se aplica una lupa, se magnifica todo porque conviene a los enemigos de la justicia social, aunque no aplaudo todo" (Eduardo Galeano).
"El partido ya hizo revisión de la etapa soviética. En la actualidad, centrar el tema de los derechos humanos en Cuba es una tontería, cuando hay tantos problemas con los derechos humanos en el mundo. No hay ni una declaración del Parlamento español condenando Guantánamo. Hay mucho cinismo. Cuba es un referente para América Latina". (José Luis Centella, secretario general del PCE).
Hace poco se puso en marcha una enciclopedia online que pretende documentar lo que llaman violencia masiva, para no utilizar palabras tan cargadas como holocausto y genocidio. En ella se aprecia que las grandes barbaridades las han cometido ideologías de todos los colores, por lo que es insano defenderse argumentando que los tuyos, más. Hagamos un repaso de algunas de esas barbaridades.

Mike Davis en su libro, Los Holocaustos del fin de la era Victoriana, habla de entre 30 y 60 millones de personas que murieron en las hambrunas mundiales causadas por la desidia y el malthusianismo del colonialismo, en especial británico, a finales de siglo pasado.

Todo el mundo ha oído hablar del holocausto, aunque algunos prefieren Shoah si hay que referirse al asesinato de los judíos: aproximadamente unos 5,7 millones fueron asesinados por el régimen nazi. El historiador Timothy Snyder en un reciente artículo hace precisiones interesantes al respecto. A eso habría que añadir unos tres millones de soldados soviéticos capturados que murieron de hambre o de enfermedad como prisioneros de guerra en los campos alemanes. Los alemanes mataron a algo más de diez millones de civiles en acciones que constituyen el mayor asesinato en masa, la mitad de ellos judíos y la otra mitad no judíos. Además de los judíos otros grupos humanos como gitanos, prisioneros de guerra, polacos, eslavos, discapacitados, homosexuales y disidentes políticos y religiosos fueron también objeto de persecución y asesinato durante el nazismo.

Por el Gulag, el sistema de campos de trabajo soviéticos, pasaron unos 30 millones de personas y murieron unos tres millones. Además del Gulag, Stalin utilizó el hambre y los fusiles para matar deliberadamente. Dos fueron las políticas estalinistas de asesinato: las hambrunas de la colectivización de 1930-1933 y el Gran Terror de 1937-1938. En 1930-1932 un millón de kazajos murieron de hambre. Entre 3 y 7 millones de  ucranianos soviéticos murieron en el invierno de 1932-1933. Esta masacre es conocida como la gran hambruna o Homolodor, asunto sobre el que el Parlamento español ha votado no incluir en la programación de Historia.

También es conocido el terror del régimen de los Jemeres Rojos Camboya, el partido político que gobernó la llamada Kampuchea Democrática de ideología maoísta entre 1975 y 1979, con una concepción extremista de revolución que provocó entre 1,7 y 3 millones de muertos.

En la China comunista del Gran Salto Adelante protagonizado por el régimen de Mao Tse Tung murieron unos 30 millones de personas.

En Ruanda, en 1994, tras el asesinato del general Juvenal Habyarimana se desencadenó una serie de matanzas contra los tutsis en las que probablemente murieron unas 800.000 personas.

Lo que ocurre en Cuba no es comparable a esas barbaries, hay que situar cada suceso histórico en su justo contexto, pero ninguna barbarie justifica otra, a ningún asesino le redime otro asesino.

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