martes, 2 de febrero de 2010

De clérigos agradecidos y de políticos valientes


Consulto el diario de cabecera a las 17 horas. Es una hora prudente para las digestiones, la de la madrugadora cifra del paro, por ejemplo. Ante esa cifra, 125.000 parados más en enero, cabe la alarma general, la crisis de gobierno, la llamada al acuerdo nacional o bien cabe echar la mano a otras cosas. Todos sabemos qué hacía el clero en el pasado. Ahora sabemos qué hacen los nuevos clérigos, -neofranquistas, ellos, sin saberlo, ¿o sí?-, fútbol y hoolywood. Fútbol todos los días, anuncian con regocijo. Incluso han intentado construir un imperio con esos mimbres. Hace falta bajar muy abajo en la portada del diario para que De la Vega asome la cabeza pidiendo medidas valientes, ella que es quien manda. Con tan obscena portada confeccionada con la nueva y multicolor tinta del calamar podrán entretenerse y jugar las horas declinantes de su negocio, pero no pueden aliviar el dolor y la vergüenza de los nuevos y viejos parados.


Es mentira que nada pueda hacerse contra el paro. Una vez se reunieron todos los políticos de España y firmaron Los Pactos de la Moncloa. Ahora prefieren el trapicheo. Sobre el cadáver caliente de España (España es toda la gente que tiene trabajo y la que no lo tiene, especialmente la que no lo tiene, que espera que el Estado la proteja y le devuelva la dignidad en forma de trabajo remunerado) hemos asistido al trapicheo del reparto del presupuesto, es decir de la deuda gigante que vamos acumulando: autonomías enfermas de elefantiasis, con más funcionarios que trabajadores productivos, empresas creadas para vivir de la subvención, prensa y televisión, Sexta y Cuatro, creadas de la nada para la nada; energía eólica y solar sostenible porque es más bonito que la nuclear; el cine, sus festivales y la SGAE; un ejército de asesores para cada político de medio pelo, otro ejército de jubilados con menos de 50 años; más universidades por metro cuadradro que castañeras; hospitales duplicados, centros de arte contemporáneo en cada esquina y personal contratado para vigilarlos, un derroche sin cuento y sin justificación. Como no pueden explicárselo al parado que ya no cobra paro le ofrecen fútbol todos los días.

Así que un día va el gobierno valiente y grita ¡Austeridad! Dice que tiene un plan para reducir el gasto en 50.000 millones. Espero ansioso para saber qué subvenciones va a eliminar. Y que la jubilación se pospondrá hasta los 67 años. ¡Aplausos! ¿Aplausos? Eso era el viernes, ayer lunes ya decían que sólo era una broma, una propuesta, que sería voluntaria. Para qué queremos un gobierno tan valiente.

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