La famosa frase de Churchill referida a los Balcanes se extiende ahora, en la era de Internet, al mundo globalizado. Aquí la paráfrasis: En estos días vertiginosos se está produciendo tanta historia que no hay quién la pueda consumir. Así este miércoles desesperanzador.
Al hombre enfático se le ha acabado la credibilidad, si alguna vez la tuvo. Sí la tuvo, puesto que 11.064.524 españoles, el 43,64 % de los votantes, confiaron el él. El hombre que negó la crisis, que buscó mil eufemismos para referirse a ella, que negó que este país fuese a padecer sobresalto alguno, el que señaló que, frente a otros países, éste no necesitaba plan de rescate alguno, ayer, después de haberse reunido con los capitostes de la banca, anunció a bombo y platillo dos medidas espectaculares que nos salvarían de todo contagio. Nadie le ha creído, las bolsas no le han dado ni un minuto de respiro. Ni a él ni a ningún político europeo, incapaces todos de encontrar el torniquete que corte la hemorragia. Junto a las bolsas y a la economía otras dos cosas se desploman: la Unión, del binomio "Unión Europea", y la baraka del optimista hombre enfático.
Bueno, tomemosnoslo con humor ¿? francés (el escenario más negro) o británico (la última risa).
Aunque aparte del Presidente, hay otros optimistas, esperemos que con causa.
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