Este hombre, Borja de Riquer, uno de los historiadores con más renombre de Barcelona, dice esto: “Los historiadores, en tanto que intelectuales, tenemos que ofrecer matices y relativizar las cosas para evitar que todo sea en blanco y negro. Nosotros nos resistimos, como intelectuales, a explicar la realidad con maniqueísmos, porque eso nos lleva al no conocimiento. Y la función del historiador no es buscar la verdad, sino al menos buscar la explicación de por qué ha pasado lo que pasa”. Habla en plural mayestático, ¡ese nosotros! ¿A quién representa, qué función cumple? ¿A quién defiende, qué privilegios oculta? Un hombre de universidad, catedrático de historia, dice que no le importa la verdad, por tanto, nos cuenta milongas. Tampoco parece importarle los hechos, sino dar explicaciones. Así pues, los historiadores, al menos los de Barcelona, no son científicos, sino sacerdotes. Sacerdotes de la nación.**
Hacen una entrevista en EP al ex presidente del independentista Partido Quebequés. Dice dos cosas interesantes que “La independencia de Québec no vale una vida” y que “El problema del País Vasco es la violencia. En nuestro contexto, resulta muy difícil de entender que sigan pasando cosas tan horrendas”. Eso es lo que aquí todavía no acaban de entender algunos, y no me refiero al entorno ETARRA y batasuno. Después de tantas muertes siguen comprendiendo la violencia.
Por fin algunos intelectuales europeos hacen algo digno de su renombre: Escritores contra la violencia en Darfur.
Destacados escritores europeos, entre ellos Umberto Eco, los premios Nobel Harold Pinter, Dario Fo y Günter Grass, pidieron ayer a los líderes de
En una carta publicada ayer en el periódico británico The Independent, los literatos piden que
"


No hay comentarios:
Publicar un comentario