miércoles, 20 de diciembre de 2006

Savater, al que queremos tanto

Todavía no he encontrado con lo que discrepar de Savater. Qué mejor que empezar con él este blog. Lo sigo desde que di con él en los últimos números de la revista Triunfo, y desde entonces se ha convertido para mí en un referente moral. De esos tengo pocos. Me pongo a pensar en ello y, ahora, que recuerde, sólo encuentro tres, Ayaan Hirsi Ali, Muhammad Yunus y el propio Savater. Bueno, añado otra persona, Maite Pagaza; me fascina esa mujer, bebo sus palabras cuando la oigo hablar, de esas personas que sabes que no te está mintiendo. Los santos existen, parece evidente, pero son todos laicos. Qué tiene Savater para ponerlo en la lista de los santos de este mundo:

Me Me ha enseñado a pensar. Y eso se hace con dos cosas: separándote de la tribu, el pensamiento es individual, y atreviéndote, lo más difícil del todo, a tener ideas propias, aunque sean contrarias a les idées reçues. Sólo de ese modo se es libre

2. Me ha enseñado a ser íntegro (otra cosa es que lo consiga), a ser consecuente, a hacer concordar pensamiento y vida, es decir, a ser responsable, a ser adulto.

3. Y además de enseñarme todo eso, es un héroe cívico, es decir, arrostra sin miedo las amenazas contra su vida, se arriesga, vive con los escoltas pegados al culo, no por su propio interés, sino por el bien de otros. Y toda una parte de la sociedad vasca, quizá la mitad, ha podido levantar cabeza, ha podido exigir ser ciudadanos como los demás, gracias a personas como él, gracias en buena medida a él. Claro está, hay mucha gente que no se lo perdona.

Otra cosa muy distinta es el principio de autoridad, que no uso. Coincido con las ideas que expone Savater, porque son razonables, porque son útiles, no porque las exponga él.

No hay comentarios: