jueves, 28 de diciembre de 2023

La casa de los encuentros

 



Ya sabes, cuando las profundidades se agitan de tal modo, cuando un país emprende el rumbo hacia la oscuridad, tú no lo vives como horror sino como irrealidad. La realidad no pesa nada, y todo está permitido.


La regla es: esto, como todo lo demás, no es lo que parece; y todo lo que puedes saber con certeza es que es aún peor de lo que parece.


Hay que llegar al capítulo quinto de esta novela (2006), Esto es un maldito paraíso, para saber qué quiere contarnos Martin Amis: la destrucción de un hombre, del hombre, en que consiste el sistema estalinista. Pero para llegar a ese capítulo desgarrador hay que haber leído los anteriores capítulos, incluso diría yo hay que haber leído Koba el temible (2002), un libro escrito anteriormente por el autor. Sabemos que de lo que trata es de la destrucción del hombre, de la esclavitud a que se lo somete, del vaciamiento interno. Sin embargo, cómo transmitirlo. Porque el homo sovieticus no es un hombre abstracto, sino cada uno de los hombres, uno a uno tomado, esclavizado y vaciado. Martín Amis se demora toda la segunda mitad del libro, a partir de ese quinto capítulo, a la espera de que en el último aparezca la carta que Lev escribió al narrador, su hermano, para contarle su experiencia de destrucción. Después de que le raparan y le rociaran con una manguera de incendios para despiojarle y liberarle de las liendres, Lev sube a la casa de los encuentros, en el campo de trabajo donde está confinado, para encontrarse con Zoya, su amada esposa, después de muchos años. Es el clímax de la novela, donde se encuentra el sentido que Amis quiere transmitir.


Aquella noche en la casa de los encuentros me volvió toda la conciencia de inferioridad ahora reforzada por el sentido de la esclavitud.


Lo escribe Lev, el hermano, justo después de relatar su pasión por Zoya, que le había convertido en un ser afortunado, fuerte y limpio, en el ático de Moscú, antes de ser secuestrado y esclavizado por el estalinismo. Ese hombre, paranoico de felicidad, ha desaparecido cuando la vuelve a ver.


Hay una distancia insalvable, supongo, entre el hombre destruido por el sistema totalitario y los campos de trabajo del estalinismo que Martin Amis imagina, aunque no fundada tanto en la propia imaginación como en el centón de lecturas hechas para escribir este capítulo, así como hay una distancia insalvable entre lo que Martin Amis leyó, imaginó y escribió y lo que sucede en la mente del lector de su libro. Esa distancia hace que la experiencia de tantos millones de personas nos sirva de bien poco; es lo que hace que ese periodo histórico tan reciente, bárbaro y salvajemente inhumano haya sido prácticamente amortizado.


Esta obra podría convertirse en una representación teatral con tres personajes principales y un escenario: el narrador, Lev su hermano y Zoya la mujer que a ambos enamora, o mejor, de la que ambos se enamoran. El escenario es el lóbrego desierto del estalinismo. El epicentro de la obra está en esos dos capítulos que narran, el primero, el encuentro entre Lev y Zoya en la casa de los encuentros, el lugar en el gulag donde se permitía al penado tener un encuentro sexual con la amada, y la carta que Lev escribe a su hermano, en el último. El resto de la obra es la historia del propio narrador, un individuo que flota sobre la miseria de los demás, ya sea violando a mujeres alemanas en los estertores de la Guerra Mundial, ya sea como el más duro entre los duros: “Le dije [a mi hermano Lev] que se convertiría en uno de ellos [un comemierda, lo más bajo en la escala del gulag] si no lograba encontrar un asesino en su corazón. Le dije que lo que se le exigía en aquel campo era la aceptación del asesinato, ya como el corrupto que sabe meterse en las rendijas del régimen posestalinista para enriquecerse, ya, en el postrer acto de abyección, violando a Zoya, pues no puede conseguirla de otro modo, mientras duerme en una habitación de hotel, la mujer y la amada de su hermano Lev, a quien, al mismo tiempo, desea la muerte pero salva de morir, lo mismo que sucede con Zoya, a quien desea hasta la muerte.


El narrador también pone el contexto: el stalinismo y los campos de trabajo esclavo (hambre frío miedo hastío violencia); la esclerosis del sistema que se prolongó durante 40 años más, un sistema que parecía acabado con la caída del muro, pero que con Putin parece renovarse. El contexto en que el narrador recrea los recuerdos es el asalto y masacre de la escuela de Beslán, el 1 de septiembre de 2004, cuando un grupo islamista de unas 30 personas armadas entró en un colegio, en Osetia del Norte, tomando como rehenes a 1181 personas, la mayoría niños. Las fuerzas rusas irrumpieron el 3 de septiembre en la escuela dejando 334 muertos,186 de ellos niños, y más de 700 heridos.


La novela es el intento por parte de Martin Amis de explicar en qué consistió el experimento comunista. Hay dos maneras de eliminar a un hombre, matarlo o someterlo a un proceso de degradación para crear en él un hombre nuevo. "Hicieron mucho más que quitarnos la juventud. Nos quitaron también los hombres que habríamos sido". Para entender el gulag, Martin Amis cuenta una historia personal de degradación, pero no evita hablarnos del horror, del horror cuantitativo que fue:


Había fluctuaciones, pero en general la tasa de mortalidad venía determinada por la disponibilidad de alimento. Ingente y vergonzoso, el sistema del campo era un fenómeno alimentario.

En «el famélico año 33» murió uno de cada diez cautivos; en 1943, uno de cada cinco; en 1942, uno de cada cuatro. En 1948 la tasa descendió de nuevo —en la totalidad del sistema—, y las probabilidades de supervivencia no eran más bajas que en la tosca Unión Soviética, o «la zona grande», como la conocía todo el mundo en el campo: la zona de los doce husos horarios.


Martin Amis intentó comprender el horror del siglo XX. Fruto de esa voluntad es su tetralogía: 

La flecha del tiempo o la naturaleza de la ofensa (Time's Arrow: Or the Nature of the Offence, 1991)

Koba el temible: La risa y los Veinte Millones (Koba the Dread: Laughter and the Twenty Million, 2002)

La casa de los encuentros (House of Meetings, 2006)

La zona de interés (The Zone of Interest, 2015)



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