jueves, 28 de septiembre de 2023

Koba el temible

 


"El valor de la vida humana se hundió durante el bolchevismo".


"Tenemos que poner fin de una vez para siempre a las paparruchas cuáquero-papistas sobre la santidad de la vida humana". Trostki.


Cuando Martin Amis público Koba el temible, los historiadores se le echaron encima: no había consultado los archivos de Moscú, es decir no era un historiador; los moralistas, que mezclara la vida personal con la historia, la relación con su padre y su amigo Hitchens, a los que reprochaba haber sido comunistas, y comparar la muerte de su hermana Sally con las víctimas de Stalin; hasta los estetas la reprocharon que no hubiese hecho una obra maestra como si cuando uno se pone a escribir se calzase los manguitos de Cervantes con la intención de escribir la gran novela americana o inglesa o española o lo que se tercie. Hubo incluso exquisitos en Galimard y en Alemania que se negaron a publicar La zona de interés, pues esta novela según ellos no respondía a los cánones sobre la shoah.


Los reproches confirman el propósito de Amis al escribir esta obra, que no es otro que la denuncia del conformismo de Occidente, de sus intelectuales, con la monstruosidad del estalinismo, dispuestos a santiguarse ante la aberración del nazismo pero condescendientes con el comunismo. La risa tonta del subtítulo del libro, ‘Los veinte millones y la risa’ era la que les entraba cuando se reían de los chistes comunistas. De hecho, no hay nada comparable en películas, documentales y series, que nos hacen abominar del nazismo (Shoah) pero nada en el otro campo. Al contrario encontramos muchas películas que nos hablan del heroísmo comunista frente a la barbarie nazi.


¿Hay alguna diferencia moral palpable entre los ferrocarriles y chimeneas de Polonia, y el silencio antinatural y sobrecogedor que cayó poco a poco sobre las aldeas de Ucrania en 1933


Pero de qué otra forma se puede concebir hoy una obra sobre ese periodo sino desde la propia historia personal. Primero están las víctimas y luego los verdugos. Martin Amis se enfrentó a ambas cuestiones con cuatro novelas, dos para cada lado de la historia, dos para cada punto de vista (La flecha del tiempo, 1991; Koba el temible, 2002; La casa de los encuentros, 2006; La zona de interés, 2015); es difícil separar la ficción de la autobiografía en la obra de Martin Amis; el resto de sus obras está impregnado de esa preocupación. Qué sentido tiene la historia sí no nos sentimos protagonistas: pudimos haber sido víctimas, pudimos haber sido verdugos. Si Hitler y Stalin reapareciesen hoy no lo harían con la misma piel; sería una insensatez que nos pillasen desprevenidos. Cómo es posible, si ya lo vivimos una vez.


Necesitamos comprender los mecanismos en que se forjan la obediencia y la esclavitud. Por qué tantos sucumbieron ante un solo hombre. Por qué lo hemos ocultado durante tanto tiempo, por qué esa historia no sigue viva en nuestra conciencia. ¿Acaso una forma parecida de esclavitud aunque más atenuada no forma parte de la vida política, una forma de vida en que la falta de libertad se da por descontada?


He aquí la voz de Liúbov Vasílievna Shaporina (nacida en 1879), fundadora del Teatro de Marionetas de Leningrado y esposa del compositor Yuri Shaporin:

[22 de octubre de 1937.] La madrugada del día 22 desperté a eso de las tres y no pude volver a dormirme hasta pasadas las cinco […] De repente oí una descarga de armas de fuego. Y luego otra, diez minutos más tarde. Las descargas continuaron […] hasta poco después de las cinco […] Esto es lo que llaman campaña electoral. Y nuestra conciencia está tan embotada que las sensaciones se limitan a resbalar por su dura y lisa superficie, sin dejar ninguna huella. Pasar toda la noche oyendo cómo matan a tiros a personas vivas, sin duda inocentes, y no perder la razón. Y después nos quedamos dormidos, seguimos durmiendo como si no hubiera sucedido nada. Qué horrible […]


entre 1945 y 1966, según dice Solzhenitsyn, «en Alemania occidental se ha procesado a ochenta y seis mil criminales nazis […] Mientras que en nuestro país, en el mismo período (según informes del Colegio Militar del Tribunal Supremo), se ha condenado a unos diez hombres». En los años ochenta, Mólotov y Kaganóvich, dos Eichmann ya ancianos, vivían en Moscú con una pensión del Estado.


Martín Amis acierta llevando el estalinismo (el comunismo) al corazón del lector pues es ahí donde se dirime la lucha histórica entre el bien y el mal. Un buen ensayo habla a la abstracta neutralidad del cerebro; un libro de ficción manipula nuestras emociones llevándonos por donde quiere el autor. Para entender el malhadado siglo XX necesitamos ambas cosas. Así como nos hemos impregnado del horror al fascismo, no ha ocurrido lo mismo con el otro, su anverso y alma gemela. No solo es cultura y conocimiento, es la sabiduría que nos falta para comprender qué es la política: la que puede facilitarte la vida o destruirte.


Koba el temible no es una novela ni un ensayo, Koba es conmoción. Lo que cuenta, sucedió: "El valor de la vida humana se hundió durante el bolchevismo". Qué tipo de satisfacción esperas obtener de la lectura. No hay juego cuando hay hombres muriendo. De verdad, morían: de hambre, torturados, o morían en vida tras ser destruidos por dentro. En eso consistía el hombre nuevo del bolchevismo: hombres zombies, eso era el hombre nuevo. Lo que sucede ahora mismo en Ucrania, pero añadiendo algo más: convertir a todos los hombres en zombies. Se podría decir que la sensibilidad de la mayoría está a la altura de una alpargata. Ese debe ser el punto de partida. La enormidad, incapaces de entender la enormidad.


No hay comentarios: