jueves, 10 de febrero de 2022

Más allá de las leyes físicas, de Stuart Kauffman

 



¿Cómo llegó el universo desde la materia al significado?, se pregunta el autor al inicio de Más allá de las leyes físicas. Si el origen y el significado de la conciencia es un hecho que sigue atormentando a filósofos y científicos no lo es menos el origen y la evolución de la vida. La biología, afirma Stuart Kauffman, es autónoma de la física: sus leyes no pueden explicarlo todo. Esa es su tesis de partida.


Está lo que hay y está la mente. Hay una relación dialéctica y asimétrica entre ambos. Lo que hay es inabarcable, la mente solo puede disponer de lo abarcable. Algo más, la mente está contenida en lo que hay. Lo que hay es indiferente a sus efectos salvo en esa pequeña porción de lo que hay que es la mente. Si lo propio de lo que hay es su inabarcable extensión, la mente es una caja cerrada donde las combinaciones son finitas. Los físicos creen que el cosmos ha desarrollado toda su potencialidad, solo nos falta tiempo para comprender sus formas y desarrollo. Los biólogos en cambio creen que las combinaciones posibles en la biosfera, o en las biosferas posibles, no caben en el tiempo transcurrido desde el inicio del universo ni tampoco en su devenir, tales son sus posibilidades.


Lo propio de la mente es comprender para reaccionar. Hay una parte de lo que hay que está a su alcance y una parte que nunca lo estará. El mundo que conocemos, el mundo que podemos conocer y el mundo que nunca podremos conocer. Otra forma de expresarlo es decir que lo que hay es complejo y que la mente busca un orden. La paradoja consiste en que en su extensión y complejidad lo que hay no se deja reducir y que la mente comprende y reacciona cuando reduce el campo de su análisis. Comprendemos a poquitos. Cuanto más precisas son las reglas de comprensión, del pensamiento suelto a la filosofía, de la ideología a la práctica política, del saber a la ciencia, más precisa es la captura de lo que hay pero más grande lo que se le escapa. La ciencia trabaja en huertos acotados de lo que hay, se encierra en laboratorios donde lo somete en parcelas chiquitas a experimentación. Los científicos acumulan conocimientos sobre la dinámica de los huertos que cultiva, pero es presunción soberbia ofrecer conocimientos u opiniones sobre los huertos que no cultivan. Los científicos suelen desbarrar cuando ofrecen soluciones políticas sobre lo que no entienden ni pueden entender.


Lo que hay tiende a desvanecerse, al equilibrio, según la segunda ley de la termodinámica, sin embargo la vida que ha surgido de la no vida crea organismos, es decir pone orden donde no lo había, añade complejidad a lo que tiende a la muerte entrópica.


Puede que la dialéctica entre lo que hay indiferenciado y la mente que comprende y trata de ordenar no sea tal: si la vida surgió de la no vida, la mente surgió de lo inconsciente. El mundo intenta a toda costa comprenderse, autocomprenderse. No hay una barrera infranqueable entre lo que hay y la conciencia. Ni siquiera a nivel cósmico Descartes acertó, res extensa y res cogitans forman parte de lo mismo.


Pitágoras dejo dicho que todo es número. Galileo y Newton lo siguieron. ¿La naturaleza está escrita en el lenguaje de las matemáticas? Stuart Kauffman ha escrito Más allá de las leyes físicas para afirmar que eso no es cierto. No podemos escribir con ecuaciones la aparición de la complejidad en la biosfera. "Su devenir", afirma, "no es derivable de ninguna ley implícita. No podemos escribir unas leyes del movimiento para la biosfera en evolución, ya que ni tan siquiera conocemos las variables relevantes antes de que aparezcan en el proceso... Ninguna ley determina el devenir de la biosfera y, por lo tanto, no podemos deducir la biología de la física. El mundo no es una máquina".


¿Podemos predecir qué va a surgir de la evolución? Las combinaciones atómicas son limitadas, y por tanto predecibles, y por tanto matematizables, es decir pueden explicarse con una ecuación. Las combinaciones de la biosfera son innumerables, crean contextos inesperados en los que aparecen nuevas formas de vida que a su vez ofrecen la posibilidad de que aparezcan otras inesperadas. Formas de autorganización que eluden temporalmente la entropía. No se pueden predecir las formas que adoptará la vida, tampoco los contextos en los que aparecerá. La biosfera, las biosferas posibles no son matematizables, asegura Stuart Kauffman, la vida en su complejidad no se puede reducir a ecuaciones.


Un libro apasionante.

Un jarro de agua fría sobre otras biosferas posibles.




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