Bienvenidos a Utmark

 

¿Quién no piensa que Noruega es uno de los países más ricos del mundo y con los mayores estándares de bienestar? Tenemos el prejuicio de que los ricos también lloran, después de ver esta serie quizá lo confirmemos: el bienestar material no tiene por qué ser un indicativo de felicidad. Utmark es una comunidad rural al norte de Noruega: paisajes desarbolados, luz escasa y pálida, casas de madera, aisladas, ovejas y renos y unos cuantos individuos que pululan por ese paisaje desolado con lazos comunitarios frágiles. El alcohol de contrabando fluye con naturalidad: casi todo el mundo dedica unas horas de la tarde a vaciar botellas de vodka. Los empleos, aquello a lo que se dedica la gente: policías, maestra, limpiadora de casas, granjeros, funerario, cuidado de ancianos, prostitutas, ministra del Señor, aparecen como faltos de sustancia. En realidad, los personajes parecen desterrados, asilados, refugiados, procedentes de ningún lugar, cumpliendo una condena tras haber sido expulsados del paraíso.

Pero la naturaleza no son solo tierras inhóspitas y poco envidiables, también es naturaleza el material del que están hechos los hombres. Unos pocos caracteres fuertes se imponen por la fuerza o la violencia a la mayoría, a los débiles, y, entre ellos, a las mujeres que no encuentran protección en una sociedad tan poco evolucionada. Añadamos color local: los samis, una comunidad nativa del norte de Escandinavia, con fuerte identidad de grupo, costumbres y creencias esotéricas.

Los guionistas, la producción de la serie en general, muestran una sociedad poco refinada, con descuido de las formas, definiendo los caracteres y los sucesos a brochazos. Pero es justamente ese primitivismo lo que hace atractiva a la serie: hombres rudos y débiles, mujeres maltratadas que encuentran resquicios de supervivencia. Llevan a los personajes al límite y lo estiran hasta lo imposible, en una suerte de suspense psicológico que solo encuentra solución en el último capítulo. La serie parece haber sido concebida antes de que la normativa woke se extendiese por la faz de la tierra. Hurgando en las entrañas de HBO me he topado con ella.